Nueva semana movidita la que se está viviendo en Sálvame en los últimos días con el abandono del plató de Paz Padilla o la peineta proferida por Terelu Campos a su hermana Carmen Borrego en directo que dejan claro que la tensión se puede cortar con un cuchillo y que el ambiente en el programa de corazón decano de la televisión española está más que cargadito.

Uno de los pocos elementos de distensión que parecen relajar el ambiente es el tema que tiene como niños a alguno de los colaboradores más habituales del programa como es el hecho de que hayan sido designados para presentar el fin de año en la Puerta del Sol de Madrid con las tradicionales campanadas, a pesar de los problemas de audiencia que han venido firmando en los últimos meses.

Un espaldarazo que, acompañado del repunte de audiencia vivido a lo largo de esta semana, ha hecho que alguno de los presentes empiece ya a hacer chascarrillos sobre lo que, sin duda alguna, va a ser una de las experiencias televisivas más memorables para alguno de los tertulianos de Sálvame.

Sin embargo, y después de dos experiencias a sus espaldas, Jorge Javier Vázquez ha querido relajar el ambiente de euforia que algunos de sus tertulianos están disparando en las últimas tardes haciéndoles una advertencia que, a buen seguro, ha dejado a muchos con las dudas de si finalmente será una buena idea la de dar las campanadas o de si se han equivocado.

Y es que, pese a lo que este cree muchos de ellos piensa, si algo no tiene, para nada, el dar las campanadas es el glamour que muchos le atribuyen y al que varios de los que van a presentarlas están acostumbrados en su día a día.

Justo lo contrario. A partir de ahora les esperan semanas de ensayos, de visitas a modistos, y de pruebas que se realizarán en un salón en el que las comodidades brillarán por su ausencia, hasta en lo más básico.

Jorge Javier Vázquez carga contra las campanadas

Tanto es así que este quiso recordarles que un objeto tan precario como una silla plegable se convierte en "todo un lujo" durante la emisión de un programa que, por otro lado, dejará congelados literalmente a los más frioleros, ya que cabe recordar que tendrán que estar en el balcón con la puerta abierta en pleno 31 de diciembre y durante varias horas de emisión.

Algo que en el caso de las mujeres, con vestidos de fiesta, se hace especialmente duro.

Con todo esto, y tras asegurar que, como le pasó a Belén Esteban, no volverá a repetir una de las experiencias más desagradables sufridas en antena, algunos ya están temblando.