Si la vuelta de las vacaciones no es fácil para nadie, la de Jorge Javier Vázquez parece estar tiñéndose de azul oscuro, casi negro, destapando varios fantasmas que éste creía resueltos tras el ya lejano éxito a niveles de audiencia de Supervivientes.

Y es que las dos grandes bazas que la cadena estrella de Mediaset España tenía para este inicio de curso en septiembre, como eran el "Belenazo" tras la vuelta del verano de Belén Esteban y el inicio de la edición más esperada de la historia de Gran Hermano, se han revelado como un auténtico chasco.

En ambas, el nexo común es evidente, Jorge Javier Vázquez es el maestro de ceremonias.

En el caso de las confesiones de la princesa del pueblo se ha dejado patente que ésta cada vez tiene menos tirón. Y es que las críticas sufridas en las redes sociales y el discretísimo índice de audiencia firmada por el "Deluxe" con su reaparición cuando hasta ahora había supuesto todo un subidón de share parecía reducido a migajas.

Más de lo mismo, o aún peor si cabe, sucedía con el estreno de Gran Hermano Revolution, la edición en la que GH cumplía 18 años y en la que han puesto todas sus esperanzas para tratar de relanzar un formato que lleva anclado casi dos décadas en la cadena y que hasta ahora se tenía por "la gallina de los huevos de oro".

Nada más lejos de la realidad. Después de firmarse la final con menos telespectadores al otro lado de la pantalla el primer programa, conocido como Gala 0, de GH Revolution volvía a registrar mínimos históricos para pasar a ser el menos visto del histórico que Mediaset España acumula en sus archivos.

Una situación que habría empezado ya a hacer saltar las alarmas en los gerifaltes de la cadena de Fuencarral y a poner el foco sobre el presentador catalán, quien estaría volviendo a sentirse cuestionado, a pesar de que la nueva temporada solo acaba de comenzar.

Sin embargo, el de Badalona ya sabe que la audiencia en televisión tiene la mecha más corta que en otros sectores.

Alerta roja en Telecinco ante el estreno de la temporada

Con todo esto, a Jorge Javier y a Telecinco solo les queda empezar a rezar -o mejor dicho, a mover lo que no funciona y resolverlo cuanto antes- para que estos dos pilares que sostienen el proyecto audiovisual del grupo italiano se fortalezcan y la audiencia no comience a cambiar de cadena cada vez que los emiten en directo. Sólo el tiempo dirá si estos formatos o el presentador dan síntomas inequívocos de estar agotados. Toca esperar.