Andreíta no es tonta. A pesar de lo que muchos nos han querido hacer creer sobre la hija de Belén Esteban, Andrea Janeiro ha mamado durante demasiado tiempo cómo trabaja la prensa, los compañeros de las agencias gráficas y todo lo relacionado con ese mundo rosa al que nos han dicho tiene una especial aversión desde que posee uso de razón.

Quizás por eso, y cuando todo el mundo creía tras venderse por activa y por pasiva su emotiva despedida de su madre para emprender un vuelo en dirección a Inglaterra, donde vivirá los próximos años preparándose para ser una locutora radiofónica de postín, esta tomaba un avión en dirección a Francia para apurar sus últimos días de vacaciones.

Un sorprendente quiebro del que los compañeros de los medios de comunicación desplazados ya a Birmingham no caían hasta que esta y su mejor amigo, el tal Ismael, comenzaban a subir fotos, estados y los famosos "stories" a sus cuentas oficiales en las redes sociales, convirtiéndose en virales aquellos en los que comentaban, al encontrarse en Toulouse, donde un desequilibrado atacó a dos personas, que estaban bien y que el susto les había pillado lejos.

Una escapada inesperada que viene a demostrar que Andreíta, con tal de no convertirse en la nueva princesa del papel cuché, está dispuesta a todo sabedora de cómo conseguir hacer los quiebros que haga falta para quitarse de encima lo que parece complicado vaya a poder despegarse durante los próximos años como son los enviados especiales a su nueva casa.

La nueva vida de Andreíta en Inglaterra con su novio Daniel Wozza

En este sentido muchos se preguntan ya cómo va a hacer para evitar que los paparazzis la persigan cada día en el trayecto que separa su nueva residencia, donde presumiblemente compartirá casa y vida con su novio, Daniel Wozza, de la universidad en la que ambos están matriculados para el curso que arranca en cuestión de pocos días.

Sin el parapeto de su madre, que hasta ahora era quien llevaba la voz cantante ante los micros ni un Miguel haciendo de escudo entre ella y los micrófonos todo hace indicar que deberá ser su chico quien la defienda para evitar que su nueva vida lejos del nido materno se convierta en un infierno. Y es que para la hija de Jesulín de Ubrique tener que vivir rodeada de cámaras y micrófonos es poco menos que el infierno en la tierra, según su propia madre nos ha vendido en más de una ocasión. Ya queda poco para que salgamos de dudas.