La serie de Televisión Juego de Tronos, que se emite en HBO, ya ha sobrepasado la mitad de su séptima temporada. En este punto muchos espectadores quizás sientan la inquietud de pensar sobre lo que han visto. Es, pues, hora de exponer muy brevemente lo que HBO nos ha mostrado y lo que las redes sociales, los youtubers, los lectores, los espectadores en general están diciendo sobre esta temporada. Por supuesto, se pueden comentar y criticar, pero siempre con respeto. Incluso podéis estar de acuerdo.

La penúltima temporada

El día 17 de julio pasado se estrenó la séptima temporada de la popular serie Juego de Tronos.

Su emisión es simultánea en EE.UU. y en España. A un capítulo semanal, se han podido ver ya, por tanto, cuatro capítulos. El último, el pasado lunes; y la red está que arde ya con los análisis del mismo. Esta temporada es más breve que las anteriores: tan sólo tendrá siete episodios, aunque serán de una duración media mayor que en años pasados. Y es la penúltima. Todo apunta que en 2019 veremos el final de esta larga y apasionante serie. El desenlace se acerca. Lo que, en términos de Juego de Tronos, significa sangre. Ya saben: en el juego de tronos, o vences o mueres.

¿Merece la pena?

Para cualquier amante de Canción de Hielo y Fuego, esta pregunta siempre tendrá una contestación afirmativa.

Pero el trayecto hasta aquí ha sido largo y complicado. En efecto, para quienes han visto todas las temporadas, no resultará extraño decir que el final de la primera rompió sus prejuicios sobre lo que significa la identificación espectador-protagonista... Sin embargo, todos los fans han asumido que Juego de Tronos es una "rompedora de cadenas"; y eso es lo que más les gusta de la serie.

Ahora, tantos años después, casi ha llegado el momento de la consumación. La séptima temporada parece el maná que muchos espectadores esperaban desde hace más de un año. Son muy grandes las ganas que los fans tienen de llegar al clímax de esta gran aventura. Pero no es oro todo lo que reluce.

Todo en demasía

Una de las críticas que se ha hecho a la serie es que es larga y enrevesada.

Cuando alguien trata de explicar la historia a otra persona ajena a ella, se ve enseguida trazando líneas, dibujando mapas, escribiendo decenas de nombres en un papel sucio o en una servilleta... Y entonces se da cuenta de la tremenda complejidad de plasmar todo esto es un número limitado de capítulos. Demasiados nombres, demasiadas tramas, demasiadas caras, demasiado presupuesto, demasiadas temporadas... Todo es demasiado.

Incluso hoy, algunos se preguntan si realmente era necesario hacer tantas temporadas. Algunas personas pidieron que la serie se redujera a tres o cuatro temporadas como mucho, y que se dejaran fuera muchas de las tramas secundarias. Querían hacer una serie al modo tradicional.

Pero es que nada en Juego de Tronos es tradicional...

Otros, sin embargo, echan de menos a algunos personajes de los libros, y se lamentan de la brevedad de esta temporada, o de la anterior; e incluso afirman que los guionistas deberían haber previsto introducir en escena tal acontecimiento o cual personaje. Por ejemplo, quienes han leído (y releído) los libros apostarían por meter en la serie a Lady Corazón de Piedra, a Griff el Joven o a Victarion Greyjoy. Pero ninguno de ellos aparece. Es más, algunas de sus características o de sus actos son asumidos parcialmente por otros personajes. Por ejemplo (alerta spoiler), Cersei anuncia en esta séptima temporada que va a contratar a la Compañía Dorada, que como sabemos es el principal apoyo militar de Griff el Joven cuando desvela su verdadera identidad, la de Aegon VI Targaryen, y arriba a las costas de Poniente para reclamar el trono de su abuelo.

Una serie de televisión no funciona como un libro; y mucho menos como una saga. Pero las elecciones de los productores, directores y guionistas han logrado comprimir la historia sin reducirla a una mera sucesión de acontecimientos sin justificación; y al mismo tiempo han dejado fuera historias particulares apasionantes, por duras, crueles o románticas. Y lo que han ganado por una puerta, lo han perdido por una ventana. Es cierto, nunca llueve a gusto de todos. Aunque en general, la saga ha sido tratada con mucho respeto, se ha conservado su esencia y se ha adaptado a un medio de difusión (a un arte) tan diferente, como es la televisión, con dignidad, buen gusto y dedicación.

¿Esto supone que es la mejor adaptación posible y, por lo tanto, la única que merecía la pena?

Posiblemente, no. Una de las cosas que menos gusta a parte del público entendido es que la serie no sigue el orden de importancia que los personajes reciben en cuanto a páginas. Es decir, quién tiene más capítulos desde su punto de vista. Arya, Bran y Theon están mucho más presentes en los libros que en la serie. Otra de las cosas que más disgusta a muchos lectores es que algunos personajes son sacados de la serie con poca delicadeza e incluso sin justificación alguna, como sucedió Barristan el Bravo o el príncipe Doran. Otros, en cambio, reciben una atención que sin duda está muy por encima de la que tienen en los libros, como puede suceder, por ejemplo, con Ramsay Bolton. Y el final de alguno de ellos dista un mundo de su destino en los libros, que siempre serán la referencia obligada del guión televisivo.

Porque la TV tiene sus propios códigos; pero si acaba haciendo una historia diferente, entonces no puede decir que está basada en Canción de Hielo y Fuego. Muchos espectadores que conocen la saga se preguntan: "¿Dónde está el límite? Por ejemplo, ¿por qué matan a Stannis? Y encima hacen que lo mate Brienne. ¡Por favor! ¿Quién se emborrachó ese día en el estudio?"

En terreno desconocido

Desde la anterior temporada, la sexta, se ha producido un hecho que hemos podido ver en pocas ocasiones en la historia de la televisión: una serie de éxito basada en una saga literaria ha superado (y se ha separado) de dicha saga, que se muestra incompleta en las librerías. Mientras que a la magna obra de George R.R.

Martin le restan al menos dos volúmenes por ser publicados, siendo el último que salió a la venta el titulado “Danza de dragones”, en 2011, la serie de HBO ha dejado atrás hace tiempo los acontecimientos narrados por el autor. Se ha internado en territorio inexplorado e inexplicado. No sólo ha superado a la obra literaria en el discurrir de los argumentos, sino que se ha separado de ella.

¿Hasta qué punto? Sólo el tiempo lo dirá, pero es cierto que la serie ha tenido en esta materia una valentía (¿quizás forzosa?) que se va a traducir en dos consecuencias negativas: la primera, crear una historia que no tendrá nada que ver con los libros en algunos aspectos secundarios, por cuanto el formato televisivo no permite tantos matices y tantas subtramas como el literario; la segunda, anticipar los aspectos fundamentales de la historia de los libros, antes de que éstos sean publicados, por cuanto el autor se ha reunido en múltiples ocasiones con los productores y guionistas para darles las líneas maestras de la narración y conducirles hacia el final previsto por él, de una forma u otra.

Sin duda, no será la situación ideal para el autor, si bien el incremento de los ceros en su cuenta bancaria quizás le consuele un tanto.

No obstante, ello no debería suponer necesariamente una depreciación de la obra literaria, ni va a limitar la creatividad y libertad del autor. Los lectores del mundo entero esperan ansiosos la publicación de Vientos de Invierno, próximo volumen de la obra, y confían en la capacidad de Martin para mantener el nivel literario de su creación. Ya ha demostrado en anteriores ocasiones que es capaz de sorprender a sus ávidos seguidores. Pero su arco de opciones no será infinito, como antes lo era, ante la hoja en blanco (o en negro, los seguidores de Martin saben por qué...).

Y no lo será porque deberá evitar dos extremos: hacer exactamente lo que le plazca con la historia (sana actitud que hasta la fecha practicaba), e imitar las soluciones narrativas de la serie (no sea que le acusen de falta de creatividad). Vamos, que el bueno de George lo tiene crudo. Lo que pasa es que a él le importa un pimiento, dicho sea de paso.

La realidad es que muchísimos fans de la serie esperan que ésta responda a las inquietudes y teorías que pululan por la red acerca de muchos acontecimientos y personajes de la propia historia o del mundo de Canción de Hielo y Fuego (estas teorías son una de las cosas que más ocupa a youtubers y fanáticos de la saga y de la serie). De hecho, así ha sido en alguna ocasión, como sucedió en la sexta temporada con el supuesto origen de Jon Nieve.

Pero, ¿qué pasará con esta séptima temporada y con la octava? Por ahora, los fans no están teniendo mucha suerte en este sentido. Sin embargo, aún quedan 3 capítulos. Y puede que al final tengan la oportunidad de ver confirmadas sus hipótesis.

Las últimas noticias sobre la salida de Vientos de Invierno, dadas por el mismo autor, indican que es posible que vea la luz a mediados o finales de 2018. Lo quiere decir que la serie seguirá sacándole varios cuerpos de ventaja a la saga literaria. Aun así, pronto los lectores podrán apreciar las variadas vías que libros y TV toman en relación con muchos personajes.

El ritmo

Si por algo destaca esta séptima temporada es por su ritmo trepidante. Pasan muchas cosas en poco tiempo y a toda velocidad.

Los productores y guionistas han decidido abrumar a los espectadores; que no se puedan aburrir ni un segundo. En apenas cuatro capítulos los espectadores ya han visto de todo. Incluso demasiado. La sucesión de acontecimientos, batallas, alianzas, muertes... no ha encontrado pausa.

Ello contrasta con la actitud extrañamente pasiva que tienen algunos personajes, como Meñique, Brienne o Jon Nieve, a los que hasta ahora sólo hemos visto hablar y hablar. Ni que decir tiene que las críticas en la red están siendo reiteradas, aunque los críticos también reconocen que pueden ser precipitadas. Hay que esperar.

En cuanto al resto, todos están teniendo participación y está siendo relevante o al menos está suponiendo un guiño emotivo para los fans. Este es uno de los puntos que los fans están valorando más positivamente en las redes.

Por lo demás, ritmo brutal, acción ágil, mucha diversión y fuego, sobre todo fuego... aunque también agua, espadas y veneno. La diversión ha sido intensa. Los espectadores de todo el mundo han pasado sueño en las madrugadas del lunes, y han ido al día siguiente al trabajo diciendo “Los Lannister siempre pagan sus deudas”. O se han desvelado y han seguido soñando con caballeros, dragones y espadas mágicas. Juego de Tronos sigue arrastrando a las masas. Y los datos de audiencia dicen exactamente eso. En las próximas semanas, el mundo entero podrá comprobar si esta es la mejor temporada y qué cabe esperar de la siguiente y última.