La acción transcurrirá a principios de los años 70 donde Tom Hanks encarnará al mítico director del periódico americano, el "Washington Post", Ben Bradlee y Meryl Streep a Kathleen Graham, su editora. La trama tendrá que ver con la oposición que hizo el Post a Richard Nixon por el asunto "Watergate" que terminó años después con su dimisión. Estos hechos ya fueron relatados desde otro punto de vista en la maravillosa "Todos los hombres del presidente" de Alan J. Pakula producida y protagonizada por Robert Redford en la que él y Dustin Hoffman encarnaban a los periodistas Bob Woodward y Carl Benstein que mediante investigaciones y crónicas hicieron por vez única en la historia dimitir al presidente de los EE.UU.

Si hace tiempo nos hubieran preguntado, que director podía haber llevado a la gran pantalla dicha historia, la mayoría hubiéramos mencionado realizadores como Oliver Stone, pero nunca Steven Spielberg. Lo que está claro es que el americano ha dado un giro radical a su carrera engrandeciendo aún más su obra.

El rey midas de Hollywood

Así le llamaron durante mucho tiempo, especialmente en los años 80, en los que, a semejanza de la metáfora, cada proyecto que tocaba, se convertía en oro. Cierto es que dada esta facilidad, tuvo que trabajar mucho para ganarse el respeto de los críticos quienes durante mucho tiempo despreciaron su universo creativo.

Steven siempre fue un gran cinéfilo, admirador entre otros de Alfred Hitchcock, Akira Kurosawa, David Lean o John Ford.

Cuenta la rumorología, que cuando era un asistente de dirección se presentó en el despacho de Ford queriendo conocerle. Al final lo consiguió y este le hizo entrar a su estudio para ponerle la labor de señalar el horizonte en litografías expuestas en las paredes, procedentes de sus fotogramas. Spielberg complació a su ídolo y este logró acertar en el reto, por lo que sorprendió al mítico director irlandés quién le dijo que ya era todo un director ante la proeza del joven.

Con Hitchock parece que tuvo más bien un desencuentro del que Steven salió decepcionado. A pesar de esto, su primer trabajo conocido "El diablo sobre ruedas", un telefilm luego estrenado en Cine que contaba las desventuras de un conductor perseguido por un misterioso camión, fue todo un homenaje al realizador británico.

Después de esta hizo la poco conocida "Loca evasión", para en 1975 hacer una de las grandes películas del cine de entretenimiento de todos los tiempos, "Tiburón".

Tras esta hizo esa oda al mundo extraterrestre, tan recurrente en su cine llamada "Encuentros en la tercera fase", para dilapidar todo su crédito con la incomprensible y horripilante "1941" en 1979.

Afortunadamente la creación del mito del cine moderno de aventuras, Indiana Jones con "En busca del arca perdida" en 1981 y la realización de "ET. el extraterrestre" le convirtieron, probablemente con Hitchcock, en el director más exitoso a nivel de público de la historia. Un nombre conocido por todos, incluso por los que no son aficionados ni entendidos.

Luego vino la secuela de Indy "Indiana Jones y el templo maldito" y dos películas meritorias como "El color púrpura" y "El imperio del sol" con las que intentó en vano ganarse el favor de los críticos.

Por esto volvió al cine de masas con la tercera parte "Indiana Jones y la última cruzada" para cerrar los 80.

Inaugura los 90 con la muy taquillera, pero de escaso valor en referencia a su talento "Hook" para luego poner de moda a los dinosaurios millones de años después con "Jurassic Park", pero Spielberg deseaba hacer algo grande por lo que le recordaran siempre y así equiparase a sus ídolos.

La lista de Schindler

Tuvo que ser este fantástico largometraje en blanco y negro sobre este personaje que salva a miles de judíos en la Alemania nazi, el que le salvara a él también y empezase a ser respetado por todos. También arrasa en los Oscar ganando incluso el premio al mejor director y mejor película.

Algo injusto ya que en varias de sus anteriores películas había mostrado todo su talento. A partir de aquí, con la confianza recién inaugurada, hace la fallida "Amistad", la secuela de Parque Jurásico, "El nuevo mundo" para realizar otro de sus hitos "Salvar al soldado Ryan", otra epopeya sobre la segunda guerra mundial por la que consiguió de nuevo el Oscar al mejor director.

En el nuevo milenio, realiza el proyecto abandonado por su amigo Stanley Kubrick "Inteligencia Artificial" que resulta poco de lo primero y bastante de lo segundo. Se desquita al año siguiente dirigiendo la estupenda distopía futurista "Minority Report" con su amigo Tom Cruise. Luego con el emergente Leonardo DiCaprio hace la divertida "Atrápame si puedes" para fallar de nuevo en 2004 con "La Terminal".

En esta irregular trayectoria reciente firma una joya infravalorada como es "Munich", un golpe en la conciencia de terroristas y vengativos que cuenta como el Mossad se venga de la masacre perpetrada por un grupo de terroristas palestinos en las olimpiadas acaecidas en 1972 en la ciudad alemana.

Luego proyectos de menor categoría como el remake de "La guerra de los mundos" o la muy denostada cuarta parte de "Indiana Jones y el reino de las calaveras de cristal". "War Horse" tiene buenas intenciones pero es fallida y la versión cinematográfica de Tintín es muy entretenida pero parece una nueva entrega de las aventuras de Indy.

Bien es cierto que en los últimos años ha vuelto al buen cine comprometido con dos más que estimables películas como son "Lincoln" y "El puente de los espías", aunque el año pasado nos decepcionara con la muy infantil "Mi amigo el gigante".

Resulta admirable como un cineasta de tanto talento, que se ha convertido en referencia, mayor incluso que el nombre del actor de turno a la hora de elegir una película, en vez de acomodarse en todas sus ganancias, se dedique a intentar hacer buen cine. Pero de todas maneras, él siempre lo ha hecho.