Hubo una época, en que los grandes estudios de Hollywood eran capaces de apostar por grandes proyectos de autor orientados al público adulto. Hoy casi parece imposible debido a la sobredosis de productos infantilizadores, sagas de superhéroes que se reinician una y otra vez o "revivals" de trilogías cuya fórmula se agotó hace mucho tiempo.

Esa época fueron los años 70, donde los autores vivieron una edad dorada capaces de hacer productos industriales de gran calidad y donde tenían carta blanca a la hora de crear y elegir los temas. Uno de ellos fue Francis Ford coppola.

Ayer en el festival de Cine de Tribeca, en Nueva York, su anfitrión de lujo Robert De Niro, convenció al director italoamericano para que hubiera una reunión de los supervivientes de las míticas películas "El Padrino, partes I y II" reconociendo implícitamente que la tercera parte está a galaxias del nivel de sus predecesoras (Haber invitado a Andy Garcia o Sofía Coppola, hubiera restado leyenda).

Allí estaban Michael Corleone (Al Pacino), su hermano mayor, Sonny (James Caan), la hermana pequeña de ambos Connie (Talia Shire), el hermanastro de todos Tom Hagen (Robert Duvall), la esposa del primero Kay Adams (Diane Keaton) y el "páter familias" Vito Corleone (el propio Robert De Niro). En realidad Don Vito fue el gran Marlon Brando, pero De Niro lo interpretó en los flashbacks de la segunda parte ganando así su primer Oscar.

En realidad, Brando fue el gran ausente, por causas de fuerza mayor, además del malogrado John Cazale quien interpretó al pusilánime inolvidable Fredo Corleone. También se echó de menos a Mario Puzo, autor de la novela y guionista del film, quien llegó a sufrir las amenazas de Frank Sinatra por inspirarse en él para el personaje de Johnny Fontane.

En la reunión se proyectaron ambas películas en el Radio City Music Hall para luego dar paso al coloquio dirigido por el director de "When we were kings" Taylor Hackford en el que recordaron a su mayor ausencia, Marlon Brando. Coppola afirmó lo que todos sabemos: que fue un genio, mientras los demás lo recordaron imitando a ese único Don Corleone, que ha pasado a formar parte de la cultura popular.

Hoy resulta impensable que al mejor actor de su época (y quizás de todos los tiempos), que no era precisamente un ídolo de jovencitas, le ofreciesen ser cabeza de cartel de una superproducción. Los allí presentes De Niro y Pacino son la más clara muestra de ello.

Coppola no era la primera opción para la Paramount, fue Sergio Leone. De hecho al mismo Francis no le gustaba la novela. Fue su agente quién le convenció para que siguiera en la producción a pesar de la desconfianza y las presiones que existían sobre este. A pesar de ello, ayer el director se comportaba como el auténtico "padrino" en el acto. No en vano, Brando dijo que basaba su papel en estel, ya que su personaje no dejaba de ser el "alter ego" de Coppola.

Marlon tampoco las tuvo todas consigo, los productores no le querían por su fama de problemático. Dice la leyenda que el actor, incapaz de recordar los diálogos, o bien por vagancia, parte del equipo tuvo que anotar sus líneas en grandes carteles que el mismo Brando miraba disimuladamente mientras grababa cada secuencia. Orson Welles se ofreció para el papel, pero al final, los estudios recapacitaron y el papel se convirtió en leyenda gracias a Brando.

Al Pacino tampoco era el candidato idóneo para la Paramount. El neoyorquino recordó que querían a un actor más alto. Warren Beatty, Robert Redford o Jack Nicholson fueron considerados primero. Pacino tuvo que pasar seis pruebas antes de ser elegido.

Coppola recordó ayer como su novia le llegó a decir al director que al bueno de Al, le estaban torturando entre todos.

Diane Keaton, siempre relacionada con el universo de Woody Allen y Talia Shire (en realidad apellidada Coppola y hermana del director), estrella más tarde en otra saga de distinta fama y calidad: Rocky, afirmaron que el rodaje fue realmente duro las primeras semanas.

Robert Duvall, el "consigiere" de la familia también tuvo sus más y sus menos de cara a la tercera parte. Pidió cobrar lo mismo que Al Pacino y prefirieron matar a su personaje. Otro motivo más para no revisar esta película que es totalmente indigna de las anteriores.

Robert De Niro intentó estar en un papel más secundario, a pesar de ser el anfitrión.

De hecho fue propuesto por el director para hacer de Sonny en la primera parte. En los extras de la versión revisada se pueden ver unos impresionantes castings protagonizados por De Niro. Al final los productores impusieron a James Caan, quién si era una cara conocida en la época. Sin embargo Coppola no se olvido de Bob, ya que le guardó el papel del joven Vito en la segunda parte. De hecho fue la única vez en la historia de los oscar en la que dos actores ganaban el premio a la mejor interpretación, por el mismo papel. También fue la primera vez que una película y su secuela conseguían la estatuilla al mejor film.

Está claro que eran otros tiempos y mejores para el cine. Han pasado ya cuarenta y cinco años y muchos de los que no habíamos nacido con ninguna de las dos películas, las veneramos como parte de nuestra biografía personal...

por algo será.

No son buenos tiempos para lírica como diría Bertold Bretch. Hoy sería imposible que estas películas vieran la luz. Uno de los mejores amigos de Coppola es George Lucas, quien estuvo bastante activo apoyando a su amigo en estas películas. Cuando Francis vio "Star Wars" le dijo a Lucas que iba a a acabar con el cine... y tenía razón.