En la localidad de Porto Cristo, perteneciente al municipio mallorquín de Manacor, se encuentra una de las redes de cuevas más bonitas de España. Y es que las cuevas del Drach son un espéctaculo que brinda la Naturaleza, donde sus estalacitas y estalagmitas hipnotizan a todos los visitantes que tienen la suerte enorme de visitar esta belleza.

Las cuevas del Drach, a pesar de ser ya conocidas en la Edad Media, fueron exploradas en 1880 por M.F. Will y en 1896 por E.H. Martel, que descubrió la cavidad con un lago al que se denominó con su nombre. Pero, ¿de dónde viene la denominación de "Drach"?

Esta palabra viene de "dragón", protagonista de una de las historias más mágicas que existen en las islas Baleares. Según la leyenda, hace mucho tiempo estas cuevas fueron habitadas por un gran dragón que custodiaba un tesoro de valor incalculable que se encontraba en las galerías. La criatura era una gran serpiente con unas alas muy pequeñas, similares a las de los murciélagos, que no dudaba en aparecerse a aquellos que tuvieran la osadía de adentrarse en sus cuevas en busca de la preciada fortuna.

La descripción de este dragón y su misión son muy similares a las del cuélebre, personaje famoso de la mitología asturiana, o Sugaar, divinidad de la mitología vasca. También hay una correlación importante con el importante dios mesoamericano Quetzalcóatl, cuya representación era muy similar a la del "Drach".

Además, en España se repite la leyenda de un dragón que protege un tesoro en muchísimas cuevas. ¿Cuál es el tesoro? Quizá es algo simbólico, a la altura del Santo Grial o el oro que guardan los espíritus de moras en las cuevas. No hay que olvidar que en la Península prerromana existía un dios de nombre Airón que habitaría los lagos, arroyos, pozos y fuentes.

Y es curioso:¡ En la cueva del Drach hemos dicho que hay un lago!

También los lugareños relatan que muchos piratas y bucaneros penetraron en ellas para intentar conseguir esas preciadas riquezas que aguardarían en las galerías. No hace falta ser un erudito para saber que jamás llevaron "a buen puerto" (nunca mejor dicho) sus expectativas.

Sea cual sea el simbolismo del dragón y el tesoro que da origen a la leyenda de las cuevas del Drach, esta historia no hace más que añadir un toque más de magia a estas cavidades. Son ese ingrediente que hace más atractivas a estas cuevas, ejemplos claros de que la Madre Tierra, en ocasiones, quiere presumir de su poder para crear maravillas.