Desde la década de los 60 hasta los 90, una mujer llamada Nina Kulagina era el punto de mira de los científicos de la Unión Soviética. Nacida en 1926 en Leningrado, esta mujer se hizo famosa por sus presuntos poderes psíquicos, donde destacaba la telequinesis, que consiste en el desplazamiento de objetos a distancia gracias a la actividad mental.

Los primeros que se percataron sobre la supuesta capacidad extrasensorial fueron los médicos que la trataron tras ser alcanzada por la metralla de la artillería nazi, ya que la mujer se alistó al Ejército Rojo durante el sitio de Leningrado en la II Guerra Mundial.

Estos médicos se dieron cuenta de que aquella mujer cogía los hilos del color indicado de un montón de hilos de distintos colores sin mirar, cuando ésta mataba el tiempo en el hospital tejiendo. Este rumor llegó a los oídos de Leonid Vasiliev, investigador soviético de la percepción extrasensorial, que decidió estudiar lo que se contaba de Nina Kulagina.

Vasiliev se quedó sorprendido al estudiar los supuestos poderes de Nina Kulagina, al ver que la mujer podía mover de forma controlada objetos con la mente. Tras la muerte de Leonid Vasiliev en 1966, diversos científicos soviéticos estudiaron las supuestas capacidades extrasensoriales de Nina Kulagina, donde destaca el grupo de investigación comandado por Sergeyev.

Sergeyev y otros científicos realizaron experimentos con Nina para ver si podía aplicar sus capacidades a las células y tejidos de los animales, quedando sorprendido al ver cómo la mujer utilizó su mente para alterar el funcionamiento de una rana. Cuando se probó con seres humanos el experimento de la rana, tuvo que detenerse ya que los presuntos poderes psíquicos de Nina casi provocan un ataque al corazón del "conejillo de indias".

Pero no todo fueron luces en la vida de Nina Kulagina, ya que se enfrentó a un juicio provocado por las teorías que venían de fuera de la Unión Soviética al conocerse su caso en todo el mundo durante la Perestroika, donde tuvo que demostrar sus poderes psíquicos y telequinéticos.

A causa de un ataque cardíaco, Nina Kulagina tuvo que limitar uso de la telequinesis, ya que afectaba seriamente a su salud y su sistema endocrino se alteraba peligrosamente. Estos síntomas venían aparentemente por la utilización desmesurada de esos poderes psíquicos que marcaron toda su vida, hasta que falleció en 1990.