Si en uno de mis artículos anteriores hablaba sobre “Cómo saber cuándo invertimos o perdemos el tiempo” y comentaba el valor tan inmenso que le otorgamos a este concepto, cabe hablar ahora sobre cómo mejorar nuestra salud, ya que el tiempo que logremos ser y estar en esta Vida va a depender sobre todo de ello.

El cuidado de nuestra salud no es una hazaña imposible, ni siquiera complicada, y mucho menos poco recomendada para quiénes hasta ahora la han descuidado.

Cualquier momento es bueno para decidir empezar a quererse, y sí, digo “quererse” porque una de las evidencias más claras de que nuestra autoestima está trabajada y fuerte es precisamente esta, poner atención y cuidado a nuestra salud.

¿Cómo empezar?

Lo primero que te recomiendo que hagas es revisar tus hábitos y valorar si son o no saludables, es decir, cómo afectan directa o indirectamente sobre tu cuerpo.

En este caso, simplificar va a ser lo más útil, y para ello es importante responderse a las siguientes preguntas:

¿Qué hago cuándo me levanto por las mañanas?

¿Cómo me siento al despertar y ponerme en marcha con el día?

¿Cómo suele estar mi estado anímico?

¿Padezco dolores injustificados con frecuencia?

¿Me cuesta dormir en profundidad?

¿Logro relajarme a lo largo del día?

¿Cuido mi higiene? ¿Cómo lo hago?

¿Me sienta bien lo que ingiero y voy al baño de forma regular?

¿Me relaciono bien con el entorno?

¿Suelo irme a dormir más o menos a la misma hora?

¿Suelo llevar un horario regular con mis comidas?

¿Tengo hambre a deshoras?

¿Qué actividad física llevo durante el día?

¿Detecto que mantengo algún vicio postural?

Si te fijas todas estas preguntas giran en torno a los cuatro pilares básicos en los que es importante poner atención para empezar con el cuidado de la salud: dormir/descansar, Nutrición, actitud y ejercicio físico.

Cada uno de estos aspectos requiere al menos un artículo concreto para hablar de ello, y lo así haré, sin embargo, desde este voy a regalarte unas recomendaciones en cuanto a nutrición, muy sencillas, pero que te servirán como punto de salida para empezar a mejorar tu estado y abordar mejor la integración de nuevas pautas saludables.

En materia de nutrición, por lo general, muchas personas mantienen hábitos que no son precisamente saludables, no sólo en cuanto a la ingesta de determinadas comidas o bebidas, sino también en cuanto a horarios y cantidades.

Lo recomendable es mantener cierta regularidad con las comidas, que no es lo mismo que llevar unos horarios concretos, pues cada persona ha de adaptar su alimentación a su actividad profesional o vida personal. Son muchas las circunstancias que condicionan nuestras horas de comida, por lo que agobiarse por no poder seguir un horario concreto y siempre el mismo es absurdo.

¡Te lo voy a plantear muy fácil!

Un adulto necesita de siete a ocho horas de sueño diario. El sueño no es acumulativo, esto quiere decir, que si bien entramos en etapas en las que dormimos menos, las horas que nos faltan no se acumulan.

Sí vamos a notarnos más cansados y menos concentrados, pero en cuanto nuestro cuerpo pueda descansar un ciclo de 8 a 12 horas recuperará de nuevo sus niveles de energía.

A efectos organizativos, si dormimos unas siete u ocho horas, nos quedan unas 16 horas en las que estamos despiertos. Nuestro aparato digestivo necesita estar funcionando, por lo que es recomendable comer cada tres o cuatro horas. De este modo nuestro metabolismo se mantiene activo y hace que nuestro cuerpo absorba de forma más eficaz los nutrientes y las células reciban lo que necesitan para mantenerse sanas. Por lo tanto, es recomendable hacer de cuatro a cinco comidas.

Las cantidades varían en función de la actividad que llevemos.

Por eso hablar de raciones concretas para mantenernos en el peso adecuado o de las calorías necesarias es dar palos de ciego, ya que cada caso ha de valorarse de forma individual.

Sin embargo, voy a ofrecerte un consejo que te ayudará a mejorar tu salud.

Se trata de lo siguiente:

Cuando te levantes, después de dormir tus horas, bebe lo siguiente en ayunas:

Agua con piel de limón y jengibre, infusionado.

Coloca la cáscara o piel de un limón, previamente lavada, y jengibre en polvo (una cucharada) en una botella de agua mineral y déjalo infusionar durante unas ocho horas. Al levantarte bebe al menos un vaso de 250 ml. de este agua.

A lo largo del día es recomendable ir bebiendo el resto del agua y según se vaya vaciando tu botella, antes que quede menos de un cuarto de litro, rellénala.

Al final de tu día, vuelves a llenarla entera para que esté preparada cuando te levantes de nuevo. Cada tres días cambia la cáscara/piel de limón y vuelta a empezar.

Este agua va a dotar a tu cuerpo de antioxidantes, ayudándote a reforzar tu sistema inmunológico, protegiendo a tu corazón, evitando que acumules grasas y toxinas en tu organismo y ayudando al hígado y los riñones a desintoxicarse y funcionar mejor.

Cuando vayas a dormirte bebe lo siguiente; mezcla en una licuadora/batidora estos ingredientes:

Un pepino pelado y troceado.

Un poco de raíz de jengibre

Una cucharada de jugo de Aloe Vera

El zumo de un linón y su ralladura.

Un poco de cilantro.

Medio vaso de agua.

El resultado será una especia de bebida verde y espesa que ingeriremos poco antes de irnos a dormir.

Esta mezcla te va a ayudar a regular tu peso, perdiendo si lo necesitas, eliminar toxinas y grasas acumuladas sobre todo en la zona abdominal, favorecer el descanso, ayudar a que nuestro metabolismo se regule correctamente, mejorar nuestro sistema digestivo, sanar úlceras en el aparato digestivo o zonas que estén irritadas, evitar la retención de líquidos, eliminar dolores de cabeza u otras dolencias que tengan que ver con la circulación sanguínea y te ayudará a regular el sistema excretor.

Estos remedios naturales son beneficiosos para nuestras células, ya que ralentizan su envejecimiento y evitan enfermedades como el cáncer.

Puedes empezar introduciendo en tu día a día estas dos bebidas, una después y la otra antes de dormir, y poco a poco empezarás a sentirte mejor y a animarte a seguir integrando otras pautas saludables.