Mucho se ha hablado de esta bebida de tradición milenaria proveniente del lejano oriente. Se trata de un elixir de juventud que la naturaleza pone a nuestra disposición para aportarnos innumerable beneficios.

El té rojo, el verde y el blanco son diariamente consumidos por miles de personas en nuestra sociedad pero ¿Cuál de los tres es más potente a la hora de evitar el Envejecimiento? ¿Qué beneficios puede aportar cada uno? ¿Tienen contraindicaciones?.

El té verde es rico en antioxidantes, que se encargan de combatir los radicales libres que causan el envejecimiento prematuro.

Fortalece el sistema inmunológico y ayuda a regular los niveles de colesterol malo en sangre. Estimula el metabolismo y actúa como diurético, por consiguiente, sirve de coadyuvante en la pérdida de peso.Es recomendable introducirlo en cualquier dieta adelgazante. Su consumo previene la diabetes y mejora la salud dental, luchando contra la halitosis y las infecciones bucales. Funciona como depurativo, por tanto, mejoraría la salud del hígado limpiándolo de toxinas. Es destacable su acción antiinflamatoria, que colaboraría en la prevención de la artirtis reumatoide. Otorga un aporte considerable de energía y ayuda a permanecer en estado de alerta, por lo que su consumo en periodo de exámenes o una carga excesiva de trabajo es más que recomendable.

El té rojo, por su parte,es un gran enemigo de la retención de líquidos, ya que tiene una acción diurética sobre el organismo. Igualmente, actúa sobre las grasas ayudando a la pérdida de peso. Favorece la digestión pues promueve la secreción de los ácidos gástricos, que aceleran la metabolización del alimento. Al igual que el té verde, es un buen antioxidante y refuerza el sistema inmunológico.

Lo más destacable de este té es que contribuye a bajar los niveles altos de colesterol en sangre y aporta calcio, lo que ayuda al cuidado de los huesos y dientes.

No todo son ventajas

El consumo de esta bebida puede resultar contraproducente para algunas personas. El té contiene teína y actúa como estimulador del sistema nervioso central.

Esto puede provocar insomnio o nerviosismo. No está en absoluto recomendado para mujeres embarazadas o lactantes ya que puede afectar al sistema nervioso del bebé. Puede perjudicar a personas que sufran de hipertensión o que padezcan anemia ferropénica, ya que puede tener efectos en la absorción del hierro. Si se están consumiendo medicamentos es necesario consultar con un facultativo a efectos de evitar interacciones perjudiciales entre éstos y el té.

El té blanco

Tomar este té es garantía de belleza y bienestar. Su contenido en teína es más bajo que el de los s citados anteriormente. Regula la presión arterial y actúa como protector del corazón. También es un coadyuvante en dietas de adelgazamiento pues evita la retención de líquidos.

El consumo reiterado de la bebida puede ayudar a mantener a raya los kilos de más. Prácticamente no tiene contraindicaciones, sin embargo, no se aconseja su consumo a personas que tengan tendencia al nerviosismo o ansiedad.

Posee un poder antioxidante más elevado que el de los tés rojo y verde, por tanto, previene en mayor medida el envejecimiento. Su contenido en polifenoles es tres veces más elevado que el que posee el té verde. Se utiliza en muchos cosméticos porque es capaz de conservar la belleza de la piel del cutis joven y radiante. Evita que la elastina y el colágeno se dañen, lo que previene la formación de arrugas.

Antes del consumo de cualquiera de estos tés es imprescindible consultar a un facultativo para evitar posibles problemas de salud.