Encontró un nuevo rumbo, subió, vió, el tranvía que pronto llegaba a su lado y lo tomó casi sin darse cuenta que el hombre de la derecha ya la miraba intensamente ahora. Escuchó la voz de su corazón y casi sin darse cuenta ya estaba subida, divisando de lejos, aquel hombre que sin saber, ya había visto en no sé qué ocasión. Pero era tarde, no lo había saludado. Así, como no había enfrentado la toma de decisión, de dejar a un lado una mala relación, que sólo le había traído infortunios y malas pasadas.

Menos mal que no había tenido hijos...

Pensó por un instante, mientras en su mente ya se dibujaba la estampa, de aquel hombre que había decidido dejar atrás, cuando era más joven, tal vez, por pena por debilidad ante la sociedad y por no querer tomar todas las riendas de su vida.

Lejos estaba, aquella tarde de Abril, era él, cuando vió sus ojos de negro azabache inundados de lágrimas, pidiendo que se quedara, pero no pudo luchar y en vez de eso, escogió, esta relación actual que sólo le había traído, desengaños, dolor y discusiones, todo detrás de un mostrador, sin nada que ofrecer.

No era sólo, volverlo a ver, sin mirarlo a los ojos de nuevo, lo que la impulsó a tomar una decisión definitiva -pensaba, mientras se bajaba del tranvía citadino a su lugar de trabajo- que la haría liberarse de todo cuanto la ataba en este momento, dejando atrás aquel embrujo que había tenido en esta relación y que no le dejó ver el verdadero Amor años atrás, "él sí, lo profetizó, que no me iría bien y veme aquí" - pensó mientras saludaba a sus colegas del banco-.

Pero ahora sabía, que tenía que ser feliz, así, ahora, sin nadie, que podía recomenzar una nueva vida, acabar su novela y quizá, algún día, publicarla y hasta le alcanzaría para dejar este empleo tan riguroso y así lo haría, pues una voz de su pasado, se habría presentado para darle fuerza, para darle coraje.

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