El exceso de peso, el sedentarismo, una dieta rica en grasas animales, el estreñimiento, los desajustes hormonales, permanecer muchas horas de pies o sentado, abusar del tacón alto y de la ropa muy ajustada y la predisposición genética suelen ser las causas principales que favorecen la aparición de las varices. Se calcula que una de cada tres personas mayores de 45 años tiene varices, lo cual significa que la circulación de retorno, la que va de vuelta al corazón desde las extremidades, no funciona adecuadamente. Un problema no sólo estético sino que también afecta a la salud (dolor en las piernas, hinchazón, sensación de pesadez, etc) y que es importante saber cómo tratarlo para intentar prevenirlo o, al menos, mejorarlo.

Aliados a la mesa

Un menú que incluya alimentos depurativos que permitan eliminar las toxinas del organismo puede servir de gran ayuda a la hora de combatir las varices.

  • Cebolla y ajo: gracias a su composición reducen la presión sanguínea de las venas y favorecen al mismo tiempo la circulación de la sangre.
  • Cítricos: en general, todas las frutas que contienen vitamina C resultan muy beneficiosas para mantener la sangre más fluida y disminuir el riesgo de inflamación.
  • Fibra: ya que el estreñimiento es uno de los peores enemigos para las varices, se debe remediar consumiendo alimentos ricos en fibra como cereales integrales, salvado de trigo, ciruelas, etc.
  • Vegetales de color morado: el pigmento que da color a estos vegetales posee propiedades muy beneficiosas para la salud de las piernas. Las uvas negras, las moras, los arándanos, las cerezas, la lombarda o la berenjena deberían estar presentes en la dieta de quienes quieran librarse de las varices.

Por supuesto, uno de los requisitos por excelencia para que la sangre circule de manera óptima es beber la cantidad adecuada de líquidos.

Especialmente, en verano es importante tomar de seis a ocho vasos de agua al día. Otra alternativa para mantenerse hidratado es preparase infusiones con algunas plantas específicas que ayudan a estimular la circulación. Entre éstas se encuentran la cola de caballo, la melisa, el rusco o el espino blanco.

Objetivo: una circulación más fluida

Además de los cuidados nutricionales, hay una serie de buenos hábitos que sería conveniente incluir en la rutina diaria.

  • Moverse: mantener las piernas en movimiento mediante el ejercicio. Los más beneficiosos son subir y bajar escaleras, caminar y nadar.
  • Agua fría: en la ducha optar por el agua fría para la zona de las piernas, desde los tobillos a las caderas.
  • Ropa: evitar el uso de calcetines o medias que presionen los tobillos, al igual que prendas que sean excesivamente ajustadas.
  • Piernas en alto: a la hora de relajarse, descansar con las piernas en alto.
  • Alejarse de las fuentes de calor: el calor tiende a dilatar los vasos capilares provocando hinchazón o sensación de pesadez. Por ello, se recomienda no abusar de los baños de agua caliente ni exponerse al sol de manera prolongada. Del mismo modo, hay que tener cuidado con la depilación con cera caliente, los rayos UVA y la sauna.