Desde pequeños, crecemos en un entorno que nos enseña a ''ganarnos'' el Amor por los demás, a sufrir y a entregar todo nuestro ser por y para el otro. Pensamos que amor es igual a sufrimiento, y que si no anteponemos las necesidades de los otros a las nuestras es que no se trata de amor verdadero. Cuántas veces nos obsesionamos con alguien, esperamos todo el día a que nos escriba y si esto no ocurrre ya estamos tristes durante todo el día, ¿y cuándo pasa lo contrario? Sabemos el subidón de alegría que nos ocasiona.

Siento decirles que esto no es amor, es obsesión, como dice la canción.

No se trata ni de lejos de un acto de amor verdadero porque lo único que estás alimentando es tu ego y no queriendo ver cuáles son tus carencias, quieres llenar un vacío con una persona, que te admire, que te valore, haces lo que sea por un poco de afecto y te conformas con las sobras. Pero, que no cunda el pánico, aceptemos que es algo normal, hemos crecido en el mundo de las películas Disney, donde las princesas sólo alcanzan la felicidad cuando las salva un príncipe, nos han bombardeado con canciones de ''amor'' donde si tu no estás me muero y donde te necesito para respirar. Chicos, el amor romántico no existe, el amor de película donde tú dejas todo por mí, es una mentira. Y cuanto antes lo admitamos mejor, y no pasa absolutamente nada.

El dependiente emocional, en menor o mayor medida, se engancha a una persona o actividad y si ella le falta se siente perdido, se caracteriza porque siempre quiere más, con una pareja por ejemplo, reclama atención y el afecto que tienen no es suficiente. Los síntomas de la codependencia emocional son en primer lugar la baja autoestima, no nos queremos y no nos creemos merecedores de una relación saludable, por eso nos conformamos con lo primero que pasa; también son personas que tienen cambios bruscos en su estado de ánimo, no hay un equilibrio.

El primer paso para desprendernos de la dependencia y empezar a ser libres es admitir que hay un problema, prestar atención a nuestros sentimientos y observar cómo actuamos con los demás.