El pasado 13 de agosto, la Asociación Dulce Revolución de las Plantas Medicinales, dirigió una carta certificada y con acuse de recibo, al señor director de la sede de la OMS en Suiza, Andrée Picard Clarck, ofreciendo lo experimentado sobre la cura del Ébola y, en general, en el campo relacionado con enfermedades de gravedad.

Cáncer, Sida, Hepatitis C, Malaria, Diabetes, Autismo y un sinfín de afecciones que podrían ser curadas a bajo coste y de cuyo remedio, en muchas ocasiones podemos tener en un tiesto, dentro de nuestra propia casa.

Avalan esta carta las curaciones masivas llevadas a cabo con plantas medicinales por pequeñas ONGs en territorio africano.

Evidencia que, por mucho que se empeñen, no pueden negar. No obstante, se sigue a la espera de una respuesta.

Pero, ante los claros intereses de su descarado silencio y mientras tienen a bien pronunciarse, debemos seguir haciendo oír las voces de aquellos que, aún a riesgo de ser penados, siguen defendiendo multitud de remedios naturales. Un buen día, agradeceremos su lucha y los grandes sacrificios que todo esto les supone.

Uno de estos remedios se llama Kalanchoe, planta originaria de Madagascar y conocida en Sudamérica como Colombiana donde se viene utilizando con resultados más que positivos en casos graves de cáncer y como amable sustituto de la agresiva quimioterapia que tantos miles de euros está proporcionando a grandes multinacionales por no hablar de los nefastos efectos secundarios.

Esta planta, es un potente antitumoral y regenerador de células enfermas. Existen tres especies diferentes e igualmente efectivas: Kalanchoe pinnata y Kalanchoe gastonis, Kalanchoe daigremontiana, todas ellas de un alto poder antitumoral. Ésta última es la más utilizada por su rápido crecimiento.

Debido a la multitud de semillas que rodean sus hojas, resulta tan prolífica que, de una sola planta, podrían generarse mil más.

Todo esto, frente a los 5 mil euros diarios que puede llegar a costar la quimioterapia. De sus demás aplicaciones, hablaremos en otra ocasión.

Ante la divulgación de los satisfactorios resultados en enfermos de cáncer, Josep Pamies, al que llaman "charlatán asilvestrado", recibe a diario amenazas mediante correos electrónicos que, curiosamente llegan desde webs financiadas por las farmacéuticas así como de empresas de medicina privada.

Imposible saber quién hay detrás de todo pero es fácil de imaginar cuando se les pide que muestren su verdadera procedencia e identidad y dan la callada por respuesta.

Es curioso que, hace un año, una vecina me regalara una pequeña planta. Al ver imágenes de la Kalanchoe, me di cuenta que esa pequeña plantita, que ahora mide más de un metro, se hallaba en mi propio porche.

Sus múltiples semillas, han ido cayendo en la tierra y está generando nuevas plantas. Ojala que jamás tenga que usarla. Por ahora, queda todo dicho. Y, como siempre sugiero, visitad fuentes fiables: La revista científica Pharma Words corrobora lo manifestado sobre esta planta.