El síndrome de las piernas inquietas (SIP) es un trastorno neurológico en el que los afectados padecen de sensaciones desagradables en las piernas, así como:

- Dolor

- Hormigueo

- Sensación distérmica

- Parestesias (sensaciones anormales)

Los afectados además tienen un impulso incontrolable de permanecer en movimiento y caminar. Estos síntomas ocurren mayoritariamente cuando los pacientes se relajan, ya sea sentados o a la hora de dormir. Esto conlleva a que la mayoría de los pacientes no pueden dormir ni relajarse, un grave problema para la vida cotidiana.

El paciente, para aliviar los síntomas, tiende a estirar o doblar las piernas, a dar vueltas en la cama o a caminar cuando ya se vuelve insoportable. La mayoría de los afectados tienen movimientos rítmicos de las piernas cuando duermen. Esto se denomina trastorno de movimiento periódico de las extremidades (PLMD, siglas en inglés). Estos movimientos rítmicos o sacudidas ocurren habitualmente con una frecuencia de 20 a 30 segundos a lo largo de la noche. El SIP es, por lo tanto, una de las causas más frecuentes de insomnio en personas mayores de 45 años. El insomnio puede conducir a:

- Somnolencia diurna

- Ansiedad o depresión

- Problemas de concentración

La causa del SPI aún está por aclarar, claro está que tiene una potente base familiar y genética. Se estima que este trastorno afecta hasta un 10% de la sociedad europea y estadounidense, y que ocurre en ambos sexos, siendo más frecuente en las mujeres. Hay determinados factores de riesgo que influyen en el desarrollo de este trastorno, tales como la edad o el déficit de hierro (hasta un 30-40%). El SIP se suele asociar a enfermedades crónicas, tales como la esclerosis múltiple, la insuficiencia renal, diabetes, o parkinson, entre otras.

El SIP no se puede curar. Hay medicamentos que ayudan a controlar los síntomas y también a dormir. Aún así, cambiar el estilo de vida y evitar el estrés y la alteración emocional puede ayudar a manejar mejor esta enfermedad. Importante también es evitar el tabaco, el alcohol y la cafeína, así como hacer yoga o meditación y relajar los músculos con ayuda de masajes y baños calientes.