Según la última encuesta de Metroscopia, C's superaría al PP en unas hipotéticas elecciones generales en 4 puntos, 27 a 23%, respectivamente. Más allá del controvertido uso que hacen los medios de comunicación de este tipo de instrumentos de medición –crear un ambiente político propicio a los intereses de sus financistas–, este sondeo permite intuir un realineamiento político entre los votantes de centro-derecha. Algo que, por lo demás, viene siendo alentado por los principales grupos mediáticos españoles desde que C's obtuvo la primera mayoría relativa en las últimas elecciones catalanas, buscando crear el "efecto bandwagon" o de arrastre en favor de este partido.

A esto se suma que el descenso paulatino en la intención de voto al PP se ha vuelto tendencia. Ya en el barómetro del CIS de noviembre de 2017 se advertía que el actual partido de gobierno caía 6 puntos desde las elecciones generales de 2016, del 34 al 28%. Gran parte de esta pérdida de electores tiene como principal beneficiario a C's, partido que aumentaría en 4 puntos el porcentaje de votos obtenidos en esas mismas elecciones, pasando del 13 al 17%. ¿Pero qué explica este cambio de tornas en los partidos de la derecha española?

La variable corrupción

A pesar de que Rajoy y su círculo más cercano crean que la factura electoral que podía pasarles la corrupción está amortizada, lo cierto es que esto no es así.

Pasada la resaca informativa que generó el referéndum del 1-O y la declaración "política" de independencia de Catalunya, las noticias sobre las tramas de corrupción –y sus principales actores– siguen haciendo merma en la ya escasa credibilidad pública del PP. Así, los claros indicios de financiación ilegal, fraude fiscal y enriquecimiento personal de muchos de sus dirigentes han conseguido socavar lentamente la base electoral del partido fundado por Fraga.

Además, como se observa en el barómetro del CIS de diciembre de 2017, la corrupción se ha consolidado como el segundo problema más importante para los españoles. Este hecho, considerando que prácticamente la totalidad de los casos de corrupción están vinculados al PP, hace muy difícil pensar que la tendencia a la baja en las encuestas sea coyuntural.

El efecto contagio del desastre catalán

Por su parte, los resultados de las elecciones catalanas del 21D, una de las medidas impuestas por la aplicación del artículo 155, marcan un antes y un después en la historia política del PP. El crecimiento exponencial de C's en Catalunya a su costa le ha dejado en la estacada. Así, la estrepitosa caída en votos (8,5 a 4,2%) y en escaños (de 11 a 4) le ha relegado a una posición irrelevante en la política catalana.

La sensación de vértigo que esto produce en las huestes conservadoras está totalmente justificada, ya que el efecto contagio en otras regiones de España puede tornarse muy real. Así, muchos votantes que han seguido optando por el PP, no obstante el largo listado de tramas corruptas en las que aparece involucrado, verían en el partido de Rivera una opción "más limpia" y ganadora a la cual apoyar.

La creciente opinión, incluyendo la de sus propios votantes, de que el Partido Popular es una organización política que vive de la corrupción, junto a la consolidación de Ciudadanos como una fuerza política que puede hacerle sombra en toda España, tiene al partido de Rajoy en caída libre.