La polémica sigue rodeando a Hillary Clinton casi un año después de ser derrotada electoralmente por el magnate Republicano Donald Trump (si bien no en votos, sí en delegados). Desde que fuese señalada públicamente por el famoso escándalo de los e-mails, tras haber hecho uso de un servidor privado de correo electrónico para intercambiar información sensible y clasificada durante su etapa como Secretaria de Estado de los Estados Unidos de América, la carrera política de Hillary ha ido degenerando en una espiral de controversias muy graves.

Larga lista de escándalos

Asimismo, cabe recordar que fue culpada por causar de manera indirecta el ataque terrorista a la embajada norteamericana en Benghazi el 11 de septiembre de 2012, que causó la muerte del Embajador de EEUU en Libia, de un Oficial de Asuntos Exteriores y de dos contratistas de la CIA. El Congreso de los Estados Unidos creó un Comité específico para investigar los hechos acaecidos, en el que varios expertos, oficiales y miembros del Congreso han apuntado que el uso de ese servidor anteriormente mencionado fue clave para que los terroristas consiguiesen la información necesaria para llevar a cabo el atentado suicida.

Curiosamente, Clinton publicó un libro el 12 de septiembre de este año titulado What Happened (Qué pasó), en el que trata de analizar las razones por las que perdió las elecciones contra Trump.

Fue duramente criticado por la opinión pública en Internet debido a los diferentes casos por los que habría perdido credibilidad como candidata a la Presidencia durante toda su campaña.

Presunta manipulación de las primarias

El escándalo de los presuntos sobornos a la dirección de su partido llega justo cuando Clinton critica duramente a la Administración Trump por sus supuestos lazos con Rusia y el apoyo de los hackers rusos al Presidente para ganar las elecciones.

Según las revelaciones de Donna Brazile, ex presidenta del Comité Nacional Demócrata (organización principal que gobierna al Partido Demócrata) que asumió el cargo tras dimitir Debbie Wasserman-Schultz por la filtración de miles de correos electrónicos evidenciando el posicionamiento de la dirección del partido a favor de Clinton, el equipo de la candidata asumiría el control de las finanzas y la dirección de la campaña de las primarias a cambio de inyectar fondos en las paupérrimas cuentas del partido.

Algo que ya había denunciado con anterioridad el otro candidato principal, Bernie Sanders, al haber percibido un evidente sesgo en la organización de eventos y la publicación de notas de prensa relacionadas con el proceso interno.

No obstante, pocos días después de estas revelaciones, Brazile ha declarado que no halló evidencia alguna de que la campaña de las primarias estuviese amañada. Algo que contrasta enormemente con las declaraciones prestadas acusando a Clinton de haber «comprado» al Comité Nacional Demócrata.

Las reacciones no se han hecho esperar. El mismísimo Donald Trump ha solicitado al FBI que investigue exhaustivamente los hechos denunciados por Brazile con el mismo ahínco con el que los Demócratas pidieron que se investigase hasta el fondo el asunto de la intervención rusa en las elecciones presidenciales.