Miles de personas que esperaban en las calles de la ciudad Condal la declaración independentista han pasado, en cuestión de segundos, del sueño cumplido a la frustración intensa.

El discurso del presidente de la Generalitat ha causado tanta decepción como confusión. Con una hora de retraso y decenas de especulaciones sobre los motivos que generaban la tardanza, los catalanes separatistas creyeron, como la mayoría de los ciudadanos que seguían las declaraciones de Puigdemont que la independencia estaba declarada minutos después de las 19 horas. Sin embargo, la ilusión soberanista no ha durado lo suficiente y el pedido de suspender la declaración de la independencia ha causado más frustración que esperanza por un posible acuerdo.

Los más optimistas han abandonado las calles pensando que Cataluña comenzaba una nueva etapa. Sin embargo, los más radicales, han hecho público su malestar. La juventud de la CUP ha sostenido que lo ocurrido el martes en el Parlament es una traición.

Por otra parte, Jordi Cuixart ha declarado que "esto no es cuestión de irse a dormir sin el Estado español, es cuestión de tiempo". No ha querido referirse al período exacto durante el que se pospondrá la declaración independentistas, dando prioridad al diálogo entre ambas partes.