Hace pocos días que conocíamos la noticia de que los estibadores conseguían un convenio colectivo justo con la patronal. Esta victoria de los estibadores no les ha sido regalada, sino que su organización y su lucha con huelgas que han contado con el 100% de seguimiento, han conseguido hacer la suficiente presión para que a la patronal no le quedase otro remedio que aceptar unas condiciones justas para los trabajadores.

Si los estibadores no hubieran estado organizados e informados por su sindicato otro gallo les hubiera cantado y hoy estaríamos hablando de la precarización de sus puestos de trabajo.

Esa es la cuestión, esa es la esencia de la democracia y de la defensa de los derechos sociales y laborales: la unión de los ciudadanos y la organización de manifestaciones es lo único que puede detener el rodillo de la destrucción de derechos de un gobierno injusto.

La lucha LGTBI es el perfecto ejemplo de la defensa de los derechos sociales

La manifestación del colectivo LGTBI o desfile del orgullo gay es otro ejemplo de organización social efectiva. Aunque a día de hoy veamos esta marcha como algo festivo y colorido, no deja de ser una reivindicación de sus derechos sociales y una exhibición de fuerza. Su visibilidad y repercusión ha sido tal este año que todos los partidos políticos han decidido estar presentes y por primera vez en la historia, el Partido Popular también.

Esto pasa cuando un movimiento social es lo suficientemente fuerte puede obligar a la clase política a tomar decisiones que no tenía previsto tomar y no les permite ahora mirar hacia otro lado. El colectivo LGTBI se ha organizado de manera tan efectiva que partidos que no querían legalizar el matrimonio gay o que se encontraban incómodos con ello han tenido que tragarse sus palabras y pasar por el aro.

Ahora que se han mojado lo suficiente con su presencia se verán obligados a aplicar las leyes que hasta hoy permanecen en el montón de cosas pendientes que no corren prisa, igual que la ley de memoria histórica. Si no lo hacen es posible que el año que viene, cuando suban al escenario se lleven una pitada monumental que no daría una buena imagen de su partido y dejaría al descubierto su hipocresía.

Tengo curiosidad por saber qué les va a decir la Iglesia a estos partidos cristianos cuando les vean bailar sobre el escenario del World Pride de Madrid. Lo mismo el año que viene vemos a algún cardenal en el escenario.