Tras tomar el poder el 1 de octubre de 1949 (aquí puedes leer la primera parte), Mao Tse Tung comenzó a realizar una serie de reformas agrícolas, industriales y políticas, nunca antes vistas. Por aquel entonces tenía a su servicio una nación con una población de más de 600.000.000 de personas para alcanzar sus objetivos.

En 1958, China seguía sumida en la pobreza. Mao, decidió aplicar un nuevo plan para la economía china, el cual denominó: ‘’el Gran Salto Adelante’’. Pero para ello Mao necesitaba comprar fábricas de sus aliados rusos, obtener equipamiento militar, complejos industriales, materiales como el hierro y el acero, y controlar la economía agrícola para poder llevarlo a cabo.

Así pues, Mao ilegaliza la propiedad privada en el campo. A partir de ese momento cada grano pasa a ser propiedad del Estado. Construye miles de graneros públicos, erradica el comercio y expropia a los campesinos de sus propiedades. Destruyó las pequeñas casas que tenían para construir barracones donde dormían los granjeros, las cuales eran llamadas granjas colectivas. Los chinos pierden, de la noche a la mañana, todos sus derechos y sus propiedades. Mao establece unos requisitos mínimos de producción que deben cumplir los trabajadores para poder obtener una ración de comida y aquellos que no tenían la posibilidad de trabajar (niños, mujeres embarazadas y ancianos) mueren de hambre. Mao pensó que estas condiciones de trabajo iban a suponer una mayor productividad.

Ocurrió todo lo contrario. Los campesinos, débiles y malnutridos, cada vez producían menos.

La élite del partido comunista, establecida en Pekín, niegan que el plan sea un fracaso y buscan a los culpables. Los culpables son: los gorriones que se comen los granos. Aunque parezca surrealista (existen miles de fotos del exterminio de gorriones), Mao decretó la Ley que obligaba a todos los chinos a matar a todos los gorriones que pudieran, a cambio obtendrían unos cuantos granos de arroz.

El plan por supuesto fracasa, sin gorriones ni pájaros que se comieran los insectos y las langostas, las cosechas del año siguiente son un desastre, causando una hambruna jamás vista por la población china. La intervención estatal lejos de mejorar la situación la empeora.

Sólo en el primer trimestre de 1959, más de 17 millones de chinos mueren de hambre, a final de ese año la cifra alcanza los 30 millones de muertos.

Liu Shaoqi (la mano derecha de Mao), realiza un viaje por el territorio chino y descubre que la vida de los chinos, lejos de ser como la que él disfruta en su oasis de Pekín, es un drama. Por ello en el Congreso de julio de ese mismo año, delante de los miembros del Partido Comunista Chino, deja en evidencia el fracaso del plan de Mao. Liu terminará sus días muriendo de hambre en una celda, rodeado de sus propios excrementos.

En 1965, dentro del partido comienzan las dudas de que Mao sea el mejor líder para el país. Por ello, Mao decide implementar: ‘’La Gran Revolución Cultural Proletaria’’. Según Mao, el comunismo no funcionaba en China porque la población poseía una mentalidad burguesa. Su propósito era que más de 600.000.000 de chinos profesaran una única ideología: la ideología comunista.

Tras la traición de Liu, Mao pone sus ojos en Jiang Qing (también conocida como Madame Mao). La mujer de Mao, que se autodenominó ‘’el perro de Mao’’, comienza a erradicar la resistencia dentro del partido y obliga a la población china a leer ‘’El Libro Rojo’’ escrito por su marido. Más de 1.000 millones de ejemplares se reparten entre la población, convirtiéndose en una de las obras más publicadas de la historia.

El Libro Rojo se convierte en una asignatura obligatoria en todos los centros educativos. Los niños, adolescentes y universitarios tienen la obligación de conocer de memoria el contenido del libro. Pero Mao, no sólo se queda ahí. Crea ‘’La Guardia Roja’’, cuyo propósito era aniquilar a los opositores.

Centenares de miembros del partido comunista son enviados a campos de concentración. Miles de profesores universitarios son asesinados por sus propios alumnos, incluso en los colegios los niños delataban a sus profesores. Millones de funcionarios públicos son fusilados y padres e hijos se asesinan mutuamente. La Revolución Cultural Proletaria se llevó por delante la vida de más de 60.000.000 de chinos.

En 1974 Mao pierde el habla debido a una enfermedad degenerativa y pasa sus días tumbado en la cama sin poder apenas caminar. A pesar de ello, nadie se atrevió a poner en duda que Mao siguiera siendo el Presidente de China hasta su fallecimiento el 9 de septiembre de 1976.