Odiosas han sido las comparaciones de las que tuvimos que darnos cuenta apenas se terminó el período de Semana Santa. Y surgieron en lo que respecta a la despedida de Carme Chacón, ex ministra socialista que no solo se caracterizó por emprender un trabajo impecable en su puesto, sino que como es bien sabido, también tuvo que marcar grandes diferencias en un ámbito plenamente dominado por varones.

Una de las acciones que más se agradecieron durante su administración, fue la remoción de temas religiosos que no correspondían al Estado moderno y laico, tan necesario en nuestros días para apegarse al cumplimiento de la Constitución.

De ahí que lo más significativo, fueran las banderas ondeando solo a media asta en las oficinas del Ministerio o las concesiones durante las fechas de Jueves y Viernes Santo. Y es que si bien Semana Santa es una gran oportunidad de crecimiento económico de parte del turismo y una costumbre muy querida entre la población española, Chacón sabía no conceder excesiva importancia a los asuntos que tenían que ver con la religión.

Es por eso que resulta tan indignante que, a menos de 24 horas de erigirse en el puesto que ella desempeñaba, María Dolores de Cospedal haya adoptado una actitud tan radicalmente opuesta; a pesar de deshacerse en elogios hacia su antecesora.

Indignante por el hecho de mezclar la notable tradición de los “Tronos Malagueños” en Semana Santa, con el homenaje a un personaje de dudosa reputación, que nos rememora uno de los momentos más oscuros en la historia de España.

El mencionado evento pues, se vio entrelazado con una visita a los restos de Joaquín García-Morato, aviador franquista que en los tiempos de la Guerra Civil, hizo su papel como máximo participante de los bombardeos en el frente de Andalucía. Sus ataques tuvieron terribles efectos sobre todo, en la ciudad de Antequera. Más adelante se vería premiado con el título de “Conde del Jarama”.

Hoy, Cospedal demuestra no solo no sentir empatía por las familias españolas que aún resienten sucesos como estos, sino que además, afirma que no ve razón para condenar el franquismo. "¿Por qué voy a hacerlo, si hubo muchas familias que lo vivieron con naturalidad y normalidad?", se preguntó ella.

Y es que aún en la actualidad, la dictadura establecida por Francisco Franco Bahamonde es un tema que sigue en boga; todavía existen quienes se empeñan en unir política y religión.