Desde que se dio la noticia de que el republicano Donald Trump ganase la presidencia de Estados Unidos las reacciones de preocupación a nivel mundial no se hicieron esperar, pues las promesas de campaña del magnate de los bienes raíces están a favor del nacionalismo y en contra de los tratados comerciales ya establecidos. Por lo que su política sería totalmente antiglobalizadora y un tanto fascista. El mundo entero se enrareció con tan inesperada noticia al surgir el temor de que el mundo globalizado pueda desaparecer, y con él todas las alianzas políticas y comerciales que se han establecido entre los países del mundo desde que terminó la Guerra Fría con el derrumbe del Muro de Berlín.

España no fue la excepción, pues desde entonces ha mantenido buenas relaciones con Estados Unidos. El rey Felipe VI se refirió a este hecho con relativo optimismo. El monarca, de 48 años, aludió a los "relevantes vínculos históricos y culturales" que unen a España con Estados Unidos, así como a la "estrecha agenda política, económica, empresarial y de seguridad que se proyecta más allá" de la relación bilateral. Por lo que expresó que espera que la relación España-Estados Unidos no se vea empañada por las promesas de campaña del nuevo presidente Donald Trump.

Tras las críticas de Trump a la Unión Europea (UE) años atrás y durante su campaña, el rey español destacó la región como "un factor de estabilidad y progreso" y "uno de los pilares esenciales de la comunidad euroatlántica".

El rey confía en que al ser Trump un hombre de negocios tomará en cuenta los antecedentes que su país ha tenido con España para no romper relaciones diplomáticas y comerciales con él. Esa es la ilusión también de muchos españoles que trabajan en empresas norteamericanas instaladas en España, pues de cumplirse las amenazas de Donald Trump de llevárselas a su país de vuelta quedarían muchos andaluces que trabajan en dichas empresas sin empleo, serían muchas familias las afectadas por las arbitrariedades de Donald Trump.