En el diario catalán online “Vilaweb” hay una entrevista a Xavier Vinyals, Cónsul Honorario de Letonia en Barcelona. Hace pocos días recibió el aviso de Exteriores de que su cargo, que también se conoce con la palabra latina Exequatur, expirará el próximo 27 octubre.

En ella, Vinyals recuerda que la persecución a la que le ha sometido el Gobierno en funciones del PP viene de lejos, y para empezar, denuncia que “la actitud de Margallo ha sido chapucera”, sobre todo por que él dice que, para cesarle del cargo, ha de haber el visto bueno del responsable del propio Consulado, y por lo tanto, del Gobierno de Letonia, cosa que todavía no ha habido, sólo la decisión de José María Margallo.

Los ataques de Exteriores contra Vinyals empezaron cuando hace tiempo, el Primer Ministro letón dijo que vería bien la independencia de Cataluña. Margallo, furioso, citó al Embajador en Madrid, exigió una rectificación del Gobierno de aquel país, y de paso, el cese de Vinyals, ya que él había dado algunas opiniones políticas totalmente favorables al procés.

La noticia del cese se conoció por el diario conservador madrileño “Abc”, a quien se filtró la información del asunto. Además, alguien hizo una fotografía de un anexo del Consulado, en donde había colgada una estelada catalana. Margallo protestó por que, según él, ello viola las reglas del Convenio de Viena en cuanto al comportamiento de los diplomáticos.

Vinyals denuncia que eso no es cierto, y aunque, como buen diplomático, prefiere reservarse su opinión de este desagradable asunto, se le nota que acusa claramente al Gobierno Rajoy y a su Ministro de Exteriores de ir contra él, además de acusar, también sin decirlo, al diario “Abc” de no contrastar la supuesta colocación de la estelada en el Consulado.

Su cargo, que incluía Cataluña, Aragón y las Islas Baleares, era sin remunerar, ni siquiera cuando tenía que viajar entre todas esas zonas, con avión o barco en el caso de las islas. Casi nunca, en el mundo de la Diplomacia, se había dado el caso de cese de un Exequatur, ya que, para ello, se le expulsa si el Embajador o Cónsul se niega a ello.

La ofensiva diplomática española contra el independentismo catalán, cuando éste quiere mostrar su opinión al resto del mundo, ha sido obsesiva e incluso chapucera. En Suecia ya crearon un incidente diplomático al intentar impedir que Raúl Romeva, Consejero de Exteriores de la Generalitat, diera una conferencia allí y dar una entrevista a un importante periódico, o hace pocos días en Argentina. También hicieron el ridículo cuando una importante asociación judía en Barcelona iba a dar un premio a Artur Mas, e intentaron impedirlo inútilmente, casi amenazando a la asociación. Además, el otro día, Carles Puigdemont dio una conferencia en Madrid, a la cual no asistió nadie del Gobierno Rajoy, pero sí más de diez Embajadores extranjeros en Madrid, desde el de Francia o Gran Bretaña al de Egipto. Podría haber venido también el de Rusia, pero por problemas de agenda no pudo, aunque sí estaba interesadísimo en escuchar a Puigdemont.