Si algo aprendimos de la última campaña electoral es que todo vale para desacreditar al recién llegado y que este “todo vale” sólo es fruto del miedo a que se acabe el entramado mafioso y denigrante de determinadas instituciones y personalidades políticas.

Cuando llegaron al congreso partidos como UPyD la estrategia fue clara, acabar con ellos para que el senado siga tal cual, las diputaciones tal cual, la justicia politizada y no independiente y por supuesto acabar con un UPyD que puso en jaque a una institución como Bankia, quien se gastaba el dinero como si nada y se dedicó a engañar y al final tuvo que ser rescatada con dinero de todos.

Con el incremento de la crispación aparecieron partidos como Podemos y Ciudadanos, ambos partido han sufrido ataques, pero sin duda alguna quien se ha llevado el mayor número de ataques ha sido Podemos. Con un partido como UPyD fuera ya sólo queda acabar con la formación morada y así el parlamente sería un cónclave de amiguetes que pactan lo que consideran oportuno sin importarle los ciudadanos.

No sólo los políticos, también algunos medios se han prestado a esta política y han vendido la poca dignidad que les quedaba por un puñado de euros, ahora no informan, sino que manipulan y desinforman.

Desde que comenzó la campaña se vieron dos estrategias, por un lado expulsar y marginar a partidos como UPyD e Izquierda Unida de los grandes debates, cuyo objetivo era sacarlos del parlamente y en segundo lugar repetir Venezuela, Irán, chavismo y terrorismo hasta la saciedad para debilitar a Podemos.

En el primer caso lo consiguieron, UPyD no consiguió entrar en el parlamento e Izquierda Unida decreció en diputados por el atraco electoral que existe en España.

En el caso de Podemos no tuvieron éxito y es que la sociedad ya no es tonta. Si un partido es contrario al otro ideológicamente no puedes utilizar la política internacional y encima de manera manipulada para desacreditar, lo correcto es presentar un programa alternativo coherente.

Claro que quizás para el Partido Popular y en concreto Aznar quizás vean coherencia en criticar a la actual Venezuela y su régimen, país y régimen al que Aznar veía con buenos ojos venderle armas, siempre con la influencia de Miguel Blesa.

Cuando hemos hablado con las fuentes sobre el empecinamiento que tienen los conservadores con utilizar Venezuela en contra de Podemos nos han comentado que en el año 2013 Aznar ejercía de comisionista de una empresa armamentística que tenía negocios en Libia y Venezuela, por lo tanto esta política no responde tanto a un desprecio del régimen de allí, sino más bien a un posible temor de que se “levanten alfombras”.

Las fuentes han concluido en tono de sorna con la conclusión de “¿no se acuerdan cuando Aznar tenía buenas relaciones con Chávez e incluso lo echó en falta en una cumbre internacional? Pues saque sus conclusiones”.