Mientras jóvenes y no tan jóvenes controlan a sus parejas, dan palizas, coaccionan, maltratan psicológicamente e incluso matan a sus parejas con un desamparo legislativo enorme, mientras por un mismo puesto una mujer, por el hecho de ser mujer, cobra menos que un hombre, o mientras el desempleo en mujeres aumenta por encima del masculino, algunas decisiones políticas quitan credibilidad y apoyo social al tan pretendido equilibrio de género.

Maltrato juvenil

Así quedó demostrado en una encuesta del pasado año en jóvenes de entre 15 y 29 años, en la que el más del 27% de los encuestados declaró que la violencia machista era normal en una pareja.

En esa misma encuesta más del 21% cree que es un asunto exagerado y que se politiza. Con esto se demuestra que hilar tan fino y llegar a asuntos intrascendentes para dar relevancia social al tema, no sólo no ayuda a las generaciones más jóvenes, sino que les confunde y les hace desconfiar de los datos.

Mujer, trabajo, familia y embarazo

A pesar del error, nuestros políticos se mantienen en esa lucha por tomar decisiones absurdas que más que hacer reflexionar a la sociedad, la hacen alejarse de estos postulados.

Mientras, se mantienen las cláusulas anti-embarazo en los clubes deportivos. Problemas no resueltos y que muchas mujeres aceptan firmando estos contratos para crecer profesionalmente. Casos espeluznantes como el que retrató la ex jugadora de balonmano Marijó Fernández, que vio como a una chica muy joven la despidieron del equipo por quedarse embarazada.

Cayó en una depresión y abortó, tras lo cual el equipo volvió a llamarla para continuar con el contrato.

Esta incapacidad de la sociedad de permitir compaginar el ser madre (y padre) con el trabajo, haciendo de cada persona un ser que vive para trabajar, insustituible ni siquiera temporalmente, con el miedo a perder el trabajo o a estancarse en el escalafón, está fomentando una España envejecida, donde los hijos son un lastre, algo que gusta, pero que distrae del primer objetivo que es estar realizado en la vida profesional, dedicando la mayor parte del día a trabajos que cada vez son más exigentes y requieren personas con mayores capacidades, especialización y dedicación.

Por eso hoy en día abundan mujeres, parejas, o matrimonios sin hijos, o con uno o dos a lo sumo. El hijo es un problema. Y para la mujer, un castigo. Además que cada vez se descuida más su cuidado y atención familiar, lo que se suele delegar en el mejor de los casos.

El machismo de los túneles de la M-30

Fuera de la realidad de estos serios problemas que sí atañen a la convivencia en pareja, y suponen un daño moral y una rémora social, la política se vale de supuestas reivindicaciones de género para remarcar su carácter progresista.

Abundan asuntos dudosos, chirriantes y directamente humorísticos si no fuera por el dinero público, de todos, que va en ello. Hace unos días, el Ayuntamiento de Madrid, por boca de su portavoz Rita Maestre y responsable del Área de Políticas de Bienestar de Podemos, hacía público un estudio de 52.337 euros para ver si había discriminación de género en el proyecto de dichos túneles. Las chanzas en Twitter no se hicieron esperar.

Este estudio fue adjudicado a Dinamia, empresa muy afín a Ahora Madrid, beneficiada con múltiples adjudicaciones hasta la fecha.

Reinas Magas y otras miembras

Otras gracias son la inclusión de reinas magas en algunos ayuntamientos (San Blas y Puente de Vallecas, en Madrid, La Redondela en Huelva, Hospital de Órbigo en León…) Algo muy necesario, parece, para alcanzar la igualdad de género.

Y no digamos las distorsiones lingüísticas por la afrenta que supone que el género masculino y el neutro en castellano coinciden. Tenemos el que, para no fomentar el Machismo, se ha dado la vuelta a la tortilla, y para compensar, en algunos foros, se dice “hola a todas”, para referirse a ambos géneros, el uso de la ilegible arroba, o el famoso “miembros y miembras” de Bibiana Aído, ministra de Igualdad durante la época de Zapatero.

La última ocurrencia. La diputada de Ciudadanos, Melisa Rodríguez, ayer: "Yo creo en la igualdad de las personas reales: mujeres, hombres y seres. Por ello presentamos el proyecto de ley para que los perros sean personas".