Escacean los medicamentos en la Cuba comunista. La gente se ve ante la situación de no poder atender los males de los cuales sufren. La Cuba de Fidel Castro, esa que proclama que la enseñanza y la salud son gratis, no puede ofrecer una vida decente a su pueblo. Los cubanos se mueren de hambre y necesidad. Falta de todo, incluso los medicamentos para conbatir patologías como la hipertensión, por ejemplo.

Las colas en las farmacias son interminables y para nada puesto que no hay fármacos. Nadie sabe cuándo volverán esos medicamentos que tanto necesitan.

El cubano de a pie va dejando su vida en busca de todo aquello que le es necesario y que no existe en la Cuba del perfecto comunismo.

Después de tantas décadas los cubanos no se ven avanzar hacía el futuro, se encuentran estancados en el pasado. La Dictadura ha preferido anclarlos en el ayer. Los hermanos Castro han instaurado una táctica basada en una acción subliminal, repetir hasta el cansancio los logros de la Revolución: "enseñanza y medicina gratuitas". Han dormido al pueblo sobre bases que ya cansan porque, esos cubanos que los han escuchado todo este tiempo desean otras cosas, anhelan otras realidades: no más necesidades, no sentir hambre, tener la libertad que por derecho le pertenece a todo ser humano..

el cubano se encuentra tan sumergido en su atroz cotidiano que ya no se acuerda de los "logros" de la Revolución.

El gobierno de Castro ha dicho que se encuentra en contacto con China para lograr una solución a esta crisis de los medicamentos. Los cubanos siguen siendo miserables a pesar de que Fidel gritara que su llegada barrería con el negativismo imperante en la isla.

El compañero Nicolás Maduro ha reducido su ayuda al hermano cubano además de alguna que otra situación escabrosa, han llevado contra la pared la liquidez del gobierno,por consiguiente, no ha habído pago a los que suministran los medicamentos.

El papel higiénico falta a la cita

Además de los medicamentos, existe otra ausencia que se hace notar y es la del papel higiénico.

En las tiendas los estantes están vacios, no hay suministro. El rollo de papel sanitario se ha convertido en un tesoro, la estrella indiscutible de los momentos más íntimos.

Se dice en la isla que las máquinas que producen el papel higiénico son viejas y no dan abasto, y algo de verdad habrá en esto ya que la mismísima Cuba se cae en ruinas.

Dos mil dieciocho traerá consigo varios millones de rollos de papel sanitario, el gobierno lo ha prometido. El año próximo será, sin duda alguna, un gran año puesto que el ansiado papel ocupará su puesto en las tiendas cubanas. Mientras se espera su llegada la gente sabrá utilizar las hojas del Gramma o las de Juventud Rebelde cuando la necesidad natural se imponga. No se le puede dar mejor utilización a las crónicas del gobierno.