Para poder comprender la tesis de Heinz hay que partir sin duda algunas de las premisas teóricas de Marx y Engels. Específicamente en el materialismo histórico y la crítica a la economía política, ya que mientras el principio de la lucha de clases sigue en el trabajo de Heinz casi de una manera idéntica, la crítica a la económica política ha sufrido una metamorfosis. Engels y Marx critican a la economía política recién surgida por la revolución industrial, afirmando que esta ignora las bases económicas que enajenan y alinean al ser humano, si bien esta premisa sin duda alguna sigue presente no significa que los medios y formas de acción sean las mismas.

La enajenación actual del trabajo no solo está sustentada en hacer de la mercancía y del trabajo algo ajeno y hasta peligroso para el ser humano, sino también en convertirlo en un instrumento fino de la expansión de esa enajenación, a lo que llamaremos la enajenación generalizada. Es decir, la enajenación no es solo de burgués a proletario instrumentalizando los medios de producción sino también de proletario a proletario. Marx no ignoro la violencia simbólica dentro de las relaciones de producción entre opresor y oprimido, sin embargo, si ignoro la contenida entre los oprimidos.

Esto sin duda alguna nos hace cuestionar la posibilidad de un socialismo pleno y autentico como el que Marx quería y esta violencia simbólica entre aquellos que están de un solo lado de los medios de producción.

¿Dónde está el socialismo pleno y autentico para Marx?. Aquí quiero reflexionar sobre el caso soviético en la antigua URSS. Marx redefinió el sentido del ser, en términos de cómo debe actuar, creando al hombre genérico, si bien la expresión “hombre” es en sí excluyente cuando a lo que realmente se refiere es al “humano” el hombre genérico es el sentido de reivindicar al humano como lo que es, un ente natural y colectivo, sin enajenación que pertenece dentro de sí mismo mientras pertenece a los demás humanos.

En otras palabras el hombre genérico es el sentido de protección mutua del ser humano como especie.La URSS se convirtió en un monstruo de una sola elite preponderante, un partido único que se a burgueso y burocratizó. Persiguiendo a las alternancias y ejerciendo la mayor violencia simbólica o no, sobre su población. Heinz retoma la idea del hombre genérico haciendo una puntual remembranza en no cometer los errores que cometidos en aquel "socialismo", Heinz afirma que no se debe de importar el socialismo a América, si no que América debe gestionar su propio socialismo tomando en cuenta las bases sociales y el contexto al que pertenece.

El caso latino americano

El socialismo del siglo XXI en América intenta romper una colonialidad intelectual e histórica, dejar de intentar ser como los europeos para poder ser nosotros, tal como el caso de la actual pluriculturalidad de Bolivia. Hay que comprender que nunca se dejó de ser colonia, ya que nuestras mentes, metas y hasta la forma en la que estamos organizados son meramente importaciones de Europa. Desde la manera en la que somos educados hasta la forma en la que vestimos y calzamos, la autonomía no trajo independencia plena.

Regresando a los parámetros económicos que señala Heinz, el capitalismo como modo de producción no es un sistema transcendente, es decir que no goza de una perpetuidad, es orgánico.

Heinz menciona que todo sistema comprende un tiempo de vida y siendo que el capitalismo ha trascurrido por una adolescencia y una madurez es lógico pensar que ahora se encuentra en un estado de vejez. No es que el capitalismo bajase a morir “naturalmente” bajo este analogía si no que su funcionalidad se ve deteriorada. Heinz se refiere a este deterioro como la perdida de legitimidad que se le otorga y lo ejemplifica con la excesiva acumulación de la riqueza en pocas manos.

“Desde 1945, 600 millones de personas han muerto de hambre, esto es diez veces más que los muertos que causo la segunda guerra mundial y diariamente mueren 40 mil niños en el mundo por la misma razón mientras nuestras bodegas rebosan y los estados europeos pagan por la paralización de campos fértiles” (Dieterich Heinz, p:17).

Son las condiciones de pobreza las que crean las premisas opositoras al capitalismo, ya que es en los países más pobres donde se opta por políticas o Estados socialistas, así el propio capitalismo es fundador indirecto de su propia oposición, como Marx lo menciono con anterioridad.

Heinz acredita la circunstancia de pobreza al mercado mundial que estandariza las monedas de las potencias mundiales a todo el mundo, es decir, la estandarización del dólar americano para la medición de índices sociales, así como la movilidad de mercancías iguala los precios en el mundo, sin embargo, esto no es conveniente a cualquier país que su moneda sea mínima al dólar. En otras palabras los servicios y los productos no se venden en su valor, sino en el valor del mercado mundial.

La globalización del mercado solo conviene aquellas potencias que tengan una moneda fuerte así un país solo puede ganar cuando uno pierde por ende el desarrollo permite la existencia del subdesarrollo, ya que la explotación de los subdesarrollados permite el prevalecimiento de los desarrollados.

Dentro del parámetro de la lucha de clases Heinz considera que la vía de la violencia ha perdido eficacia, ya que el Estado burgués mediante el uso de la fuerza legítima tiende a coaccionar muy fácil dichas insurgencias, sin embargo, la lucha de clases debe representarse con la libre asociación de la clase obrera que permite el mismo estado burgués. Es en estos sentidos donde el caso de Latinoamérica y la dialéctica entre desarrollados y subdesarrollados se ejerce de igual forma, como lo fue el caso venezolano donde mediante un cambio de política económica el gobierno logro aumento de la moneda nacional a rango internacional y el posicionamiento en la economía mundial de combustible, oponiéndose al orden de jerarquización global económica.

Dentro de esta dialéctica de contradicciones económicas también cabe aclarar que la forma propensa de la región esta firmemente enfocada a la solidaridad, en otras palabras, los subdesarrollados tienden a ser prospectos de "seres genéricos" debido a la supresión de calidad de vida, reafirmando la subsistencia desde el sentido de comunidad y arraigo. Con esto concluimos que el socialismo del siglo XXI debe su funcionamiento a las bases sociales y la solidaridad en estas para poder mantener cambios sistemáticos, como fue el caso de Venezuela y Bolivia en la primera década del siglo.