Cataluña: ollas sin tapas

España ha sufrido durante más de una década los temblores secesionistas causados ​​por actos unilaterales, sin embargo, pese a todo, aún está unida bajo la corona del Rey y la larga historia forjada durante siglos de tradición. Hoy, desde Cataluña, se grita por la separación y por la autonomía, a pesar de que tan sólo hace unas semanas se gritaba y lloraba por los infames ataques de matriz islámica, a pesar de que tan hace sólo unos años se gritaba, lloraba y moría por ETA. Hoy, olvidamos rápidamente, bastan 140 caracteres, 90 minutos de "chutar" y todo pasa.

Cuando lloraron las heridas provocadas por el terrorismo fueron curados por toda una nación (Guardia Civil, bolsas llenas de sangre española ..., en definitiva: Unidad). Cuando, a pesar de todo, los azulgranas del Barça juegan en la Copa del Rey. En definitiva: Cataluña no puede vivir de la independencia. Mientras tanto, líderes como Puigdemont podrán campar, políticamente, a sus anchas. Parece que en este despropósito del referéndum, el único que está ganando, al menos a nivel mediático, es el presidente catalán, que se ha convertido en un espantapájaros para toda Europa y un punto de referencia capaz de ocultar en la sombra a los viejos personajes de la política ibérica, donde el tímido Rajoy no goza de una fuerte mayoría en el Parlamento.

Pero más allá del "éxito" personal de Puigdemont, reitero que el referéndum, si nunca se lleva a cabo, será sólo un despropósito ¿Por qué?

Sobre todo, porque ésto ya sucedió hace relativamente poco tiempo: en 2014, el predecesor de Puigdemont, Artur Mas, convocó un referéndum unilateral similar al recién anunciado, pero resultó ser un fracaso, bien porque el gobierno central juró que utilizaría todos los medios legales y jurídicos a su disposición para anular el resultado (Mas fue consecuentemente sentenciado e inhabilitado a ejercer cargos públicos durante dos años), bien porque sólo votó el 37 por ciento de los catalanes, cualquier decisión resulta ser ineficaz.

En tanto, hasta la fecha, la mayor parte de los catalanes están convencidos de que Puigdemont fracasará con su referéndum. Según la encuesta realizada entre el 4 y el 8 de septiembre por el ABC, el 62,2% de los ciudadanos de Cataluña cree que no habrá declaración de independencia.

Para más de la mitad de los habitantes de la Comunidad Autónoma Catalana , el 56%, el Referéndum 1-O, no es válido, según la encuesta del instituto Metroscopia y el diario El País ante la pregunta: "Quieres que Cataluña se convierta en un Estado independiente", el 49,4% de los encuestados respondieron "no" mientras que 41,1% de las respuestas fueron favorables.

Otro dato importante a tener en consideración es que los separatistas sean solamente mayoría en los municipios con menos de 10.000 habitantes.

La propuesta de los independientes nos hace recordar las Gaviotas del poeta italiano Cardarelli, cuyo "destino es vivir gimiendo en la tormenta". En cambio, el economista y sociólogo José Ramón Pin Arboledas, nos hace ver la carencia de esa famosa y alabada fortaleza económica y los expertos dudan sobre los saldos fiscales regionales ya que cada escuela fiscal tiene su propia metodología científica . Las políticas económicas españolas fueron las impulsoras tanto de la economía industrial catalana como de la del resto de España y gracias a ésto hoy, junto a País Vasco, Navarra y Madrid, Cataluña es una de las comunidades con mayor gasto per capita.

Si la capacidad de gasto de un catalán es un 30% mayor a la de un andaluz o un extremeño, es justo que el primero sea solidarice con los otros, especialmente cuando Cataluña vende a las Comunidades Autónomas españolas más que al resto del mundo.

Cataluña fuera de España sería, pues, una nación no tan rica, con total certeza estaría aislada, sobre todo de Europa. Los Estados que forman parte de la UE están explícitamente incluidos en los tratados comunitarios y sólo se aplican a estos Estados. Como han subrayado reiteradamente las instituciones comunitarias, el artículo 4 del Tratado de la Unión Europea establece expresamente que la UE "respeta las funciones esenciales del Estado, en particular aquellas destinadas a garantizar su integridad territorial".

Si Cataluña se convirtiera en un Estado independiente, dejaría de formar parte de la UE. Para acceder a la Unión, el artículo 49 del Tratado exige el reconocimiento por parte de todos los Estados miembros, por lo que hasta que no se alcance dicho reconocimiento, Cataluña no puede iniciar el proceso de adhesión a la UE.

En resumen, de este grito al separatismo solamente permanecerá el sonido de la cacelorada, la manifestación de protesta realizada haciendo rumor con las ollas. Y todo ello sin haber hecho las tapas.