El género nunca ha marcado límites a la inventiva

Se busque en la época que sea, en el país que sea, siempre encontraremos a alguna Mujer que hizo historia aportando conocimientos o utilidades de bien para la Humanidad. Lo que también es seguro es que a algunas las conoceremos, de otras muchas solo nos sonará el nombre y de otras no tendremos ni idea de que existieron, ni lo importante de sus logros para nuestro propio beneficio.

No solo el hombre puede vanagloriarse de haber logrado éxitos en cuanto a filosofía, artes, matemáticas, medicina o cualquiera otra ciencia, mucho menos cuando queda constancia del gran valor que algunas mujeres demostraron, según queda registrado en escritos que lo atestiguan.

Como añadidura, mucho más valiosa es cualquier aportación de las féminas al progreso de la sociedad, pues ya el solo hecho de ser mujer era un hándicap que le cerraba todas las puertas a la enseñanza, a una educación homogénea al varón, hasta hace relativamente muy poco. Si además pensamos que nuestra protagonista vivió entre el siglo I y III d.C. entonces su historia hará despertar cuando menos la curiosidad y más tarde, una gran admiración hacia ella.

La primera alquimista, fue mujer

A nuestra protagonista, nacida en Alejandría, se la conoció como María “la Judía”, María “la Hebrea”, se la vincula con la mismísima María Magdalena y hasta hay quien afirma que fue la hermana de Moisés el profeta.

Su fama trasciende a otras culturas y de esa manera, en la cultura romana se la conoció como María “la Profetisa” o en la árabe se la nombra como “La hija de Platón”.

Los pocos datos certeros sobre su persona corren paralelos a la inexistencia de sus escritos (víctimas de la destrucción de la biblioteca de Alejandría), esos en los que ella volcó todo su conocimiento y que sirvió de base a los alquimistas posteriores que se formaron bajo sus preceptos.

Tal fue el caso de Zósimo de Panópolis, quien escribió sobre ella incluyéndola en la enciclopedia que creó sobre alquimia en el siglo IV d.C, atestiguando así de su existencia y de su saber.

Mucho en verdad tendría que destacar, para que se tomaran la molestia de hacer constar su nombre y sus logros en una enciclopedia sobre alquimia.

Una mente ingeniosa y brillante

Partiendo de que la alquimia nace como ciencia, que tiene como principal función estudiar la reacción que dos elementos distintos toman al mezclarse, María es la primera en hablar de reacciones químicas, término hasta entonces desconocido. Pero no queda ahí su aporte a la ciencia, porque no solo sienta las bases para los estudiantes de alquimia, si no que es ella la inventora de un gran número de aparatos de laboratorio, según Zósimo, como el alambique de tres brazos, entre otros aparatos de laboratorio que sirvieron de modelo para muchos de los que actualmente se siguen utilizando.

Pero si todo esto fuera poco y para añadir otra cosita más, que hace de esta mujer alguien excepcional, independientemente de la época en la que nació, fue otra de sus ocurrencias.

¿Nunca os habéis parado a pensar por qué se dice baño María? Sí, nos referimos al baño María, a esa manera de cocinar que nuestras abuelas conocían de sobra y que hoy en día aun se sigue practicando, ¿a nadie se le ha ocurrido pensar porqué baño María y no baño Pepa?, y ya que es María, ¿quién era esa María? Pues bien, ¡hela aquí!, doña María “la Judía” o como la quieran llamar, la alquimista, nada menos que la fundadora de la alquimia… para que luego venga Voltaire a decir, en pleno siglo XVIII que “hay mujeres letradas como hay mujeres guerreras, pero nunca ha habido mujeres inventoras.”

Pues bien, como muestra, un botón.