De nuevo ha vuelto a suceder. Cientos de inmigrantes han burlado la seguridad del paso fronterizo de Ceuta en una desesperada carrera por la paz. De nuevo son muchos los que, dejando atrás su vida anterior, se arriesgan para llegar a un continente que se les ofrece como la Tierra Prometida, con mensajes idealizados que camuflan la inmensidad de esta tragedia humana. De nuevo, verán como su llegada a Europa no supone el fin de sus problemas, sino el inicio de otros nuevos.

Los políticos europeos, en un aparente arrebato de solidaridad, dicen abrir sus puertas ante los que consideran "víctimas de la injusticia", y abrazan lemas del tipo "Refugees Welcome" que idealizan esta crisis como si quienes llegaran no estuvieran más que realizando un pequeño viaje, enmascarando su desesperada huida.

Pero la realidad no resulta ser tan alentadora como nos quieren hacer creer. El mensaje de "sois todos bienvenidos" busca camuflar la situación real con que se encontrarán todos aquellos que logren su objetivo de pisar suelo europeo. En el mejor de los casos, serán recluidos en un centro de inmigración donde se verán hacinados por la masificación de estos centros. Unos centros insuficientes en número para abastecer una incesante demanda que se ve acrecentada al clamor de hospitalidad de los políticos.

Quienes no tengan este destino, serán enviados a los cientos de campos de refugiados que salpican la frontera europea en toda su extensión, donde se verán forzados a llevar una vida de miseria recibiendo lo mínimo imprescindible para vivir.

Pero no se malinterprete la situación, pues no es culpa de ninguno de estos sistemas de acogida. El origen del problema radica en que los mismos que defienden la solidaridad europea declinan buscar soluciones reales a un problema real. No hay que acoger. Hay que solucionar el problema en los países de origen para que esas gentes no se vean obligadas a abandonar la tierra de sus antepasados y vivir como marginados en una sociedad y cultura que no les pertenece.

Sin entrar en los problemas que la ola migratoria está trayendo a Europa, es necesario alzar la voz en defensa de la lucha por la paz, a fin de que un día estas personas no tengan que seguir en una loca carrera por la vida.

Reflexionemos pues, acerca de cómo podemos realmente solucionar este problema, en vez de proclamar consignas que conviertan esta crisis en una suerte de campaña política.