No es casualidad que la cinta abra con un plano de la obra del holandés Pieter Brueghel el Viejo, "El Triunfo de la Muerte" y es que, a diferencia de otras historias postapocalípticas, aquí la enfermedad es algo abstracto, oculto a ojos del espectador, que consigue separar lo que ve de lo que imagina, al igual que una puerta de color rojo sangre separa a la familia protagonista de los horrores del exterior. Viene de Noche juega con la incertidumbre y el miedo a lo desconocido para generar una angustia que pocas películas se atreven a tocar, un terror que se genera desde el interior de la psique humana, y no de la infección, que sirve más como contexto.

Una película de zombis, sin zombis

Al igual que Colossal, la nueva película de Nacho Vigalondo, utiliza un Kaiju (monstruo gigante) para hablar sobre la aceptación personal. Viene de Noche nace de ideas conocidas, para crear algo distinto. Y es que en su originalidad reside su virtud, sabiendo girar ciertos tropos a su favor y crear una historia diferente.

En esta cinta hay una infección que ha desolado el mundo hasta límites que desconocemos, pero lejos de ser algo tangible en la historia, su presencia se genera desde la paranoia y el pavor que produce en el hijo del matrimonio protagonista. Vemos la enfermedad aparecer, pero nunca vemos los efectos finales de esta. Viene de Noche quiere hablar de cómo el miedo en sí es más peligroso que cualquier factor externo y cómo puede obligar a los personajes a tomar ciertas decisiones que, aunque sensatas, destruyen su moralidad y minan su relación familiar.

Así pues, las tensiones y conflictos de su guion asoman desde el interior de los protagonistas; un terror que aparece desde el desconocimiento de lo que les rodea, muy bien representado por el director en los paseos nocturnos del hijo por la casa, cuya soledad, alumbrado por un tenue candelabro, llama a las pesadillas, al miedo, y a la psicosis y una puerta roja que separa el exterior de la casa y apela con tentación al muchacho, quien ve el mundo como un reino de horrores, que es al mismo tiempo liberador.

Se trata de un relato con diversas lecturas, que informa sobre la familia, foco principal del guion, y apenas da cinceladas sobre el mundo que les rodea. Es una desinformación premeditada, puesto que debemos conectar con la sensación de incertidumbre y confusión que se mantiene durante todo el metraje.

La familia que mata unida no permanece unida

Joel Edgerton y Carmen Ejogo encarnan al matrimonio protagonista, exponiendo un trabajo actoral ejemplar, casi sin esfuerzo, que retrata a la perfección la pesadumbre de una supervivencia dura, desesperada. Kelvin Harrison Jr., el hijo de la pareja, es un absoluto roba planos, constituyendo el nexo entre audiencia y familia, y representando los temas y sensaciones que proyecta la historia.

Otras obras, como The Walking Dead, crean una comunidad protagonista que comparte experiencias demoledoras, y ese factor común provoca una empatía recíproca. En "Viene de Noche", sucede lo contrario, demostrando que las acciones horribles que comete la familia para sobrevivir no hacen más que distanciarlos no solo los unos de los otros, sino también de ellos mismos, hasta el punto de ser irreconocibles ante sus propios ojos.

El periplo de Rick Grimes no para de hablar del valor de la ética, de lo que tienen que hacer para sobrevivir, con largos discursos morales, mientras que "Viene de Noche" simplemente fluye y se deja llevar, dejando que seamos nosotros, los espectadores, los que analicemos esos factores. Más parecido a lo que se consiguió en La Carretera, de John Hillcoat, pero con personajes menos convencionales, que caen bien, a pesar de lo que llegan a hacer.

Trey Edward Shultz

Trey Edward Shultz es un cineasta que promete. Ya en su primera obra, Krisha, dejó a entrever su preferencia por crear dramas familiares en un contexto de terror y suspense y en "Viene de Noche" ha colocado una joya más. La productora, A24, abanderada de diversas cintas indies de muy alta calidad como La Bruja, Moonlight, o La Habitación, firma una película llevada con maestría, que busca generar un desasosiego en su audiencia.

La sensación final de esta obra es el pesimismo, uno que se marcha contigo al salir de la sala, pero en el buen sentido.

Ojalá más historias postapocalípticas retaran a sus personajes y al intelecto de la audiencia de la misma manera, permitiendo que estos puedan generar sus propias ideas con respecto a ciertos aspectos narrativos y tener sus lecturas personales de los hechos acontecidos, hasta entonces, siempre quedarán más visionados de "Viene de Noche", que esconde más secretos de lo que parece.