Ya ha pasado, otro año más terminan los San Fermines con varias denuncias por abusos sexuales, con varios heridos por cornadas y con más de 50 toros torturados hasta su muerte.

La tradición del maltrato a toros durante las fiestas de San Fermines se remonta a la Edad Media y apenas ha evolucionado. En toda la historia de las fiestas populares podemos ver incontables tradiciones que incluían el maltrato animal. Muchas de ellas se han prohibido a lo largo de los años para adaptarse a la moral de la época. Sin embargo, las fiestas de San Fermín siguen intactas.

Año tras año, millones de personas se desplazan hasta la capital de Navarra a disfrutar de las fiestas y, como no podía ser de otra manera, de los encierros y la ejecución de los toros.

Y yo, especialmente como catalana, donde se prohibieron las corridas de toros en el 2010, no puedo evitar ver la doble moral de muchas personas que condenan ciertas festividades populares pero aceptan otras donde el maltrato animal es un claro protagonista. Muchas personas nos llevamos las manos a la cabeza con las corridas de toros y alabamos la prohibición de matar al Toro de la Vega, sin embargo, las voces civiles en contra de los toros en San Fermines son mucho más sutiles. ¿La razón? ¿Su eco internacional?

¿Su magnitud económica y política?

En contra de los toros en San Fermín

Este año Anima Naturalis y PETA lanzaron la campaña #SanFerminSinSangre para prohibir las corridas de toros en Pamplona y Navarra durante San Fermín, acumulan más de 150.000 firmas.

Las corridas suponen un debate social superado por la mayoría de la ciudadanía.

Sin embargo, estos festejos populares se siguen permitiendo y, lo que es peor, subvencionando con dinero público.

Los toros sufren en San Fermines

Es obvio pero hace falta decirlo. Los toros sufren durante San Fermines, no solo durante su muerte, sino ya desde el encierro. Además del estrés de ser perseguidos y golpeados por millones de personas ebrias que les conducen al lugar donde más tarde serán cruelmente torturados y ejecutados, los toros sufren caídas y golpes que acaban en hematomas y huesos rotos durante el encierro.

Las fiestas de San Fermines son unas de las siete fiestas con más fama mundial. Los festejos que incluyen maltrato a animales por diversión han sido siempre moralmente inaceptables, pero en pleno siglo XXI son inadmisibles. La tradición no puede justificar estas atrocidades.

Las fiestas populares en España, poco a poco, se adaptan a la sensibilidad y la evolución de la época rechazando el maltrato animal. No paro de preguntarme ¿será posible prohibir los toros en San Fermín? Ya sería hora de que Pamplona y otras muchas poblaciones entendieran que los festejos y la diversión no requieren el sufrimiento de seres sintientes, por más tradición que eso suponga.