Nos encontramos frente a un nuevo mundo que no tiene nada que ver con lo que hayamos vivido o conocido, un nuevo mundo lleno de oportunidades, un nuevo mundo que no conocerá fronteras, razas o idiomas.

Este nuevo mundo será el mundo de los ganadores y también el de los perdedores

Con la aparición de países emergentes llenos de ilusiones y nuevos proyectos se creará un mundo caracterizado como "príncipes o ranas" personas que se coman el mundo y lo lleven a nuevas dimensiones y personas que sobrevivan de las migajas. El nuevo mundo que viene es un mundo radicalmente polarizado, la irrupción de millones de profesionales de los países emergentes hace que solo quienes ofrezcan un valor añadido diferencial puedan seguir manteniendo unas altas rentas de trabajo, el resto de trabajadores podrán ser sustituidos por trabajadores de bajo coste de países emergentes.

La zona de sueldos medios, la tradicionalmente clase media se reducirá de forma vertiginosa.

Vamos hacia un mundo en el que de forma progresiva los trabajos fijos desaparecerán y donde cada trabajador será una empresa. Las grandes empresas pasarán de ofrecer puestos de trabajo a largo plazo a ofrecer proyectos a corto plazo.

Ofrecer unas competencias diferenciales frente a un mero título académico

Pasaremos a vivir en un mundo formado por ganadores y por perdedores para que el mundo pueda progresar. Las personas de este nuevo mundo deberán decidir si quieren convertirse en el “príncipe” o “princesa” de este cuento o si van a dejarse llevar con el conformismo y dejar pasar la vida sin poder sacar todo el potencial que tienen escondido en su interior: "rana".

Para que no nos pase esto tenemos que despertar y abrir los ojos ante el nuevo mundo que se nos ofrece, puesto que este es el mejor de los tiempos para los que sepan aprovecharlo, pero también será el peor de los tiempos para los que no hagan nada y se los lleve la corriente. Apreciamos cómo, por ejemplo, la desaparición de productos de gama media de manera que solo triunfarán los productos low cost o los de "gama alta", puesto que la gente quiere tener ropa de marca, pero luego cuando va al supermercado compra marcas blancas en numerosos alimentos.

Un ejemplo de esto es cómo las conocidas marcas “Mercadona” y “Massimo Dutti”, de los cuales podríamos decir que encontramos productos de gama baja en uno y de gama alta en otro, tienen más éxito que con las productos de empresas medianas.