El Che respondió a una pregunta diciendo: "Si no me gustaran las mujeres no sería un hombre". Actitud nada sorprendente proviniendo de hombres barbudos, rodeados por más hombres barbudos y menos mujeres, que lo único que les sirvió para sobrevivir entre las selvas fue la fuerza bruta, y que ni eran conscientes de la futura visita de Beauvoir a Cuba. Después de la revolución, en Cuba se produjo una persecución sistemática hacia homosexuales, intelectuales y artistas por parte de las autoridades para llevarlos a las UMAP, campos de concentración donde trabajaban de manera forzada y se los maltrataba.

En Cuba los discursos de su Jefe de Estado eran tan rimbombantes y megalómanos, con tal verborrea revolucionaria que hacía aborrecer la misma revolución, que sonaban, en lugar de argumentaciones, sonadas justificaciones de sus acciones, elucubraciones que dicen todo y nada. ¿De qué sirve una revolución en la que no se pueda cantar, bailar, escribir o amar? Cuando se prohíbe se controla y cuando se controla no hay revolución. En Cuba sólo existe un único partido y la continuidad de su gobierno se basa en la sangre o el dedo. No existen elecciones presidenciales ni ejecutivas, no existen otros partidos que representen en las instituciones a los diferentes sectores de la sociedad cubana que no sea el PCC.

Sus ciudadanos son tan pobres que viven en chabolas con ratas, alquilándolas los que pueden a turistas por misérias, viven de sus limosnas y de la libreta de racionamiento, con alimentos esenciales que reparte el gobierno por la incapacidad de los cubanos a comprar comida.

Pero...

Pero en 1968, Cuba cierra las UMAP. La libertad sexual ha mejorado, la situación de la mujer ha progresado y las expresiones artísticas han proliferado en los últimos años.

Hasta su mandatario en jefe reconoció el error cometido para justificar la revolución. En Cuba, algo que parece tan impopular como la libreta de racionamiento ha evitado altas cifras de desnutrición en una isla que, a pesar de sus condiciones económicas, ha conseguido un sistema de salud ejemplar según la OMS, una tasa de analfabetismo de las más bajas del mundo según la UNESCO y una fuerte presencia en cooperación internacional.

Unas condiciones económicas, no obstante, que van mejorando lentamente a pesar de la hostilidad de su vecino: los EE.UU.

En Cuba existen elecciones a la Asamblea Nacional, institución que representa el Poder Legislativo del país, con la peculiaridad de que se eligen individuos independientes por región en lugar de partidos políticos, elegidos por las asambleas de barrio. En Cuba, el IDH es superior a muchos países que han acatado las políticas neoliberales del FMI. No obstante, parece ser que el éxito social de Cuba no es debido al comunismo pero sí su pobreza económica y emigración. Mientras que la pobreza socioeconómica y emigración de los países del Tercer Mundo que agacharon la cabeza frente los adalides del libre mercado no son síntomas del capitalismo.

Cuba ha demostrado mucho pero todavía tiene mucho que demostrar. Aquellas personas monocromáticas, que no entienden de escalas de grises ni de colores y reducen el régimen cubano a cualquier tipo de dictadura, permítanme considerar cualquier tipo de capitalismo como barbarie porque la riqueza de la que gozan es a costa de la explotación de países con tierras tan ricas como pobres son sus gentes.

Y es que la libertad puede construir tanto maravillas como catástrofes, la cuestión reside en quién y cómo la ejerza.