Muchas voces dicen en la Iglesia que un Papa como éste debió haber llegado antes para relanzar la imagen caduca de una Iglesia católica que ha perdido apoyo en el mundo occidental. Más allá del momento, lo que está claro es que a día de hoy es el jefe de estado del Vaticano y primera autoridad del catolicismo.

Dejando a un lado los cargos, esta claro que Bergoglio desde un primer momento ha querido dejar patente su personalidad y firmes convicciones, alejadas de la frialdad de Benedicto XVI o del tradicionalismo del también querido Juan Pablo II.

Si Bergoglio fuera una político usual, sería muy probablemente incluso más revolucionario en sus actos, pero es digno de aplaudir la cantidad de muros que está tirando el Papa Argentino.

La última noticia le tiene a él como protagonista junto al extremeño Diego Neira, el cual redactó al Papa una carta tras el rechazo de su Plasencia natal a su cambio de sexo. Después de 48 años con un sexo en el que no se encontraba a gusto y desde los 40 poco a poco fue con la ayuda de la cirugía plástica haciendo cambios hasta que sufrió el rechazo de sus vecinos a la vuelta a su localidad.

La carta que envío en medio de la mayor de las tristezas, llegó al Vaticano y el sumo Pontífice le llamó a su casa a finales de año, para darle ánimos y convocarle a una reunión que tendría lugar el 24 de enero.

El pasado sábado a las 5 de la tarde, tuvo lugar la reunión entre Diego y su mujer con Bergoglio. En la misma, Diego expresó su sentir y sus experiencias vitales, junto a uno de los principales miedos que tenía como católico convencido "¿Hay lugar para mi en el reino de Dios? El Santo Padre le abrazó y a continuación le dijo, según el diario Hoy "Si yo hubiera podido elegir, no hubiera elegido mi vida".

El actual Papa gusta de tener estas atenciones con sus feligreses, muchos podrán pensar que puede ser una estrategia de la iglesia y que actos así no valen, en la práctica para nada. Lo simbólico también tiene importancia y es imposible que su Santidad pueda ayudar o llamar a su residencia a cualquier católico que le necesite pero el mensaje es claro y por encima de tradiciones o creencias demuestra no tener miedo a dar su toque personal a la Iglesia, aunque ello a veces le lleve a enfrentamientos con su ala conservadora e inmovilista.