Este sábado tuvo lugar el preestreno de Obras de Guernica, en Temisas, Gran Canaria, como homenaje al fatídico bombardeo y al célebre cuadro de Picasso en su octogésimo aniversario.

La obra teatral refleja las emociones vividas en el pueblo vasco durante el desastre, mediante los cinco personajes simbólicos que Picasso plasmó en su cuadro junto al toro y el caballo: la madre con el niño muerto, la mujer quemada en el incendio, el guerrero retirado, la mujer desnuda que hace el amor y la que porta la esperanzadora lámpara.

Todos ellos cobran vida a través de los intérpretes, quienes representan una situación en la que son sorprendidos por el bombardeo.

En medio del desconcierto y el ambiente sombrío que se respira en el espacio teatral, sus soliloquios golpean la sensibilidad del espectador como un puñal.

El dolor llevado a escena

Entre las apariciones de los protagonistas del cuadro, se intercalan escenas independientes que reflejan de algún modo una gran desesperación. Una de ellas muestra a dos jóvenes ironizando sobre el inicio de una guerra en el lugar donde viven, un suceso que parece irrealizable para todo ciudadano de a pie. Luego, un soldado se ensaña brutalmente contra su enemigo dejando a la vista un charco de sangre.

Un sargento adoctrina a un niño soldado, cuya madre ha sido arrojada por él mismo a una cuneta. Y la fuerte discusión de una pareja en la cama que es dominada por la paranoia, al creer que hay alguien dentro de la casa solo por advertir una luz encendida.

Todo ello son solo alegorías del pánico, la angustia y el terror vividos durante la masacre que redujo Guernica a escombros y cadáveres. La obra también incluye dos minutos de Teatro de sombras chinescas donde se explica lo sucedido, acompañado de La somnambule de Bellini; y se cierra con la danza del Pequeño vals vienés, una adaptación del hermoso poema de Federico García Lorca, otro símbolo del horror fascista.

El bombardeo de Guernica

Todo ocurrió en abril de 1937. Iniciada la Guerra Civil, Franco mantenía las alianzas con Hitler en su perseverancia por aniquilar al gobierno de la Segunda República Española. El líder nazi se preparaba para su invasión en Europa y necesitaba un lugar donde experimentar con un nuevo método de guerra, la llamada "táctica del terror", que consiste en acorralar a las víctimas con un anillo de fuego mediante bombas incendiarias.

De modo que el dictador español le propuso la pequeña villa vizcaína como campo de pruebas. “Hay un pequeño pueblo con pocos habitantes que poco importan, ahí puedes probar la calidad de tus misiles”, imaginamos que habría dicho nuestro caudillo. Y al mismo tiempo, le servía como ataque hacia sus adversarios republicanos.

¿El resultado? Entre 120 y 300 muertos y la destrucción total de la villa. En esta desolación, el pintor Picasso terminó su cuadro, su particular expresión del horror, tan solo dos meses después de los hechos como denuncia del genocidio. Fue titulado con el mismo nombre del infierno en esos momentos: Guernica.

La muestra teatral, de una hora de duración, está dirigida por el novelista noruego Lars Ramslie, y utiliza pequeños fragmentos extraídos de textos contemporáneos.

El elenco de actores, de carácter amateur, está formado por Iraida Martel, Lorena Alemán, Roberto Pérez, Ángela y Pepe Alemán, Blanca Sánchez, Nicolás Alemán, Ana Alemán, Juanfra Mederos y Ricardo Jiménez; además de Alberto García como técnico de iluminación y sonido.

El preestreno se ha realizado bajo un proyecto de teatro laboratorio y con un número limitado de invitados en una sala, donde –tal como hizo Hitler– se experimenta con los actores y el límite de sus emociones a través del método Stanislavski, teniendo al público a escasos centímetros de distancia. Según Ramslie: “No se trata de un estreno, sino la oportunidad de ver la obra en proceso, de ahí el concepto de laboratorio. Un proceso que, una vez culmine, podrá ser disfrutado por los espectadores en el estreno oficial”.

La reacción general de los asistentes fue de estupor, reconociendo la angustia que sintieron en determinadas escenas: “algunas partes son muy fuertes, lo pasé mal”, asegura una de ellas. Desde luego, toda una catarsis para el público.