¿Cómo se puede realizar la secuela de una película tan emblemática como Blade Runner (1982)? Pues el director Denis Villeneuve, lo intenta y llega a un buen resultado. Blade Runner 2049, basada en la novela “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? “ publicada en 1968, de Philip K. Dick, es un óptimo ejemplo de como se puede sacar buenas secuelas renovando pero no perdiendo la conexión con un pasado que ya es un mito.

La película de 1982, llevaba al espectador en un mundo sombrío con trazos post-punk, características que la llevaron a tener un gran éxito, a tal punto que podemos definirla un icono de este género.

Este nivel es sin duda, muy difícil de alcanzar, no obstante la segunda parte de esta saga, tiene todas las características para definirla como una merecible secuela, sin embargo es probable que no llegue a ser un inolvidable clásico de la historia del cine como su predecesor.

Cómplice del éxito de este segundo capítulo, del cual Ridley Scott fue el productor ejecutivo, son varios factores: la excepcional fotografía y un correcto reparto de actores, que llevan la caracterización de los personajes a otro nivel.

La historia de Blade Runner

El protagonista de esta película, Ryan Gosling (agente K), interpreta a un replicante que es un Blade Runner, el cual será implicado en la búsqueda del primer hijo nacido desde alguien de su “especie”.

Una investigación que lo llevará a entender un poco sobre su naturaleza y su trabajo y que llevará el espectador a preguntarse cuánto de la vida del agente es real, a partir de sus recuerdos. En esta trama, se inserta también Harrison Ford, que interpreta al viejo agente Rick Deckard, protagonista de la película de los años 80’.

Este personaje es el punto de conexión más fuerte entre el pasado y el presente. A pesar de que no tendrá un rol fundamental en la búsqueda del niño replicante.

Notable la interpretación del ganador del oscar Jared Leto (Niander Wallace), que como siempre se caracteriza en elegir papeles interesantes y que denotan una construcción del personaje muy minuciosa.

El personaje interpretado por Leto es un creador de replicantes que, cegado por su poder, trata a sus propias criaturas, como objetos sin compasión ni respeto y con mucha violencia y crueldad, contrariamente los apoda "hijos". Una interpretación que podríamos considerar típicamente excelente del actor-cantante de Los Ángeles, quien confirma otra vez a la altura de su fama, a pesar del corto tiempo de su actuación en la película.

El mundo para los Blade runners

Interesante la elección del director en mostrarnos el mundo que Ridley Scott nos enseñó en los años 80’, pero de manera mucho más minuciosa. Las atmósferas son las mismas: las ciudades llenas de hologramas publicitarios, oscuras, sucias, lluviosas, pero todo es más minucioso y trascendental.

Traspasamos los muros de la ciudad y nos trasladamos al desierto, en una Las Vegas post apocalíptica llena de referencias del pasado, como los hologramas de Elvis Presley o Marilyn Monroe, donde se esconde el personaje principal de la película de los 80’, el cual parece desea escapar de su propio futuro, en una ciudad fantasma, donde hay solo acuerdos de viejos fastos.

La fotografía, de Roger Deakins, ayuda el espectador a quedarse cautivados por los 163 minutos de duración total de la película. Sin duda las espectaculares imágenes de las ciudades sobrevoladas por la cámara, podrían merecer al menos una nominación al premio oscar.

Filosofia y replicantes

Las temáticas filosóficas de ambas películas son las mismas, pero en un contexto distinto.

¿Los replicantes pueden amar? ¿Son como nosotros o son objetos y nada más? Las preguntas surgen observando la relación del agente K y Joi; ¿el holograma ama realmente al joven cazador de replicantes rebeldes? ¿O se trata solo de programación? Estas y mas preguntas se generan en el imaginario del espectador, sin embargo no encontramos una respuesta ya que la duda se siembra hasta el final de la película. Pero tenemos un indicio más sobre estas cuestiones: los replicantes pueden engendrar vida. ¿Esto es suficiente para definirlos humanos?

Vuelve también la temática de los recuerdos como en la primera película y descubrimos también quien los crea en los replicantes. En este sentido, las dudas aumentan.

¿Un “ser” sin recuerdos reales puede definirse vivo en el sentido humano del término?

La capacidad del guión de dejar esta duda en el espectador, evidencia altamente la marca del primer Blade Runner sobre este segundo capítulo, que deja abierto el final, lo cual nos hace pensar una próxima tercera parte, que supuestamente nos mostrará la rebelión de los replicantes contra la raza humana.