Todos conocemos a las Brujas, que hoy más que ser temidas son relacionadas con la figura de una anciana con una verruga enorme en la nariz. Sin embargo, tiempo atrás, una bruja (también en masculino, brujo) era una persona (normalmente mujer) con la habilidad de volar en una escoba, además de hacer rituales que la Iglesia acusaba de satánicos. En el caso masculino, se le solía asociar con la clarividencia o con la comunicación entre seres de otro mundo. Esta era una visión muy común en Europa aunque hay otros estereotipos dependiendo de la cultura como por ejemplo, el chamán que si bien en Europa no está extendido, sí que era usual en África.

De las brujas nunca nos olvidamos, ya que actualmente siguen apareciendo en numerosos cuentos aunque como comentaba antes, desprovistas de esa maldad innata y más bien expuestas como la figura de la mala patosa. Ya no solo se representan en la literatura sino que también es usual que formen parte del folclore popular de muchas tierras.

Comprensión actual

La Inquisición fue muy cruel con aquellas y aquellos que eran relacionados con la brujería. Todos conocemos algunas de las torturas realizadas y son realmente desagradables. No obstante, en la actualidad se ha estudiado por qué la Iglesia (principalmente católica) utilizó la brujería para asesinar y sumergir a la población de la época en el miedo total a ser señalado como tal.

Y precisamente, como comentamos, ese miedo a ser señalado como productor de brujería era tan fuerte que podía sumir a la población bajo el manto moral de la Iglesia. Heather Marsh comentó cómo la caza de brujas (en Estados Unidos y otros lugares) era una manera de tener control sobre la población, su vida y su muerte además de sus habilidades.

¿Por qué decimos habilidades? Para la Iglesia, una mujer que tuviese conocimiento medicinal era sinónimo de una mujer que sabía manejarse por sí misma además de tener el conocimiento de una disciplina capaz de ayudar a otros y por tanto, otorgarle poder de sobresalir en sus sociedades. Con la llegada de la Iglesia, la enseñanza de dichas disciplinas o simplemente las prácticas habituales por las mujeres autóctonas anteriores a la llegada de la Iglesia, fueron suprimidas.

Esto afianzó el control de la Iglesia sobre el conocimiento que poseían algunas mujeres destacadas en diferentes poblaciones y el castigo hacia ellas, instaurando un miedo general en el resto de mujeres y hombres. Por lo tanto, una acción más para que la misoginia tomase impulso y sometiese a la mujer a papeles secundarios.