Burning Man traslada la tradición de ir a la playa durante el solsticio de verano al desierto; es una especie de fusión que inició Larry Harvey en Baker Beach (San Francisco) con algunos amigos cuando quemaron, por primera vez, una figura humana confeccionada de madera de una altura de 2,4 metros. Harvey señala que el uso de la madera como material de construcción tiene un “significado simbólico” que le confiere al gesto un aire “ritual”. Este evento tras ser prohibido en la paya por el riesgo de quemar un objeto tan grande cerca de los árboles y de la vegetación del entorno se trasladó al desierto.

La quema del hombre de madera, que se inició como una actividad entre amigos, hoy es un evento con carácter internacional que, en la presente edición, quedará clausurado el próximo 4 de septiembre. Entre los atractivos de este acontecimiento cultural destaca el arte como máxima expresión de la condición humana y, además, desde la organización se anima a participar de diferentes formas; entre ellas, desarrollar la propia creatividad aportando una instalación artística, ser voluntario para ayudar en las actividades de coordinación o crear vídeos para entretener o divulgar temas culturales.