Que Marvel lleva años convirtiendo su universo de superhéroes y adaptaciones en uno de los negocios más rentables del Cine es algo que a nadie se le escapa. Desde que comenzaron con la primera Iron Man este universo no ha hecho más que crecer y recaudar en taquilla, por lo que es normal que cada vez se hable de más adaptaciones y de la continua guerra con los superhéroes de DC. Y una de las mejores cosas que está haciendo Marvel en estos últimos años es convertir todas esas historias y todos esos personajes en un ecosistema propio, donde cada uno aporta su granito de arena a una historia mucho más grande y compleja.

Esto es algo parecido a lo que ocurre con la última obra del estudio, la esperada Guardianes de la Galaxia Vol. 2.

El díptico de los Guardianes de la Galaxia

Después del enorme éxito cosechado por sus antecesoras, es normal que las segundas entregas no estén a la altura, aunque aquí tenemos una excepción. Sin embargo no hablo sólo de lo que la película recaudará en taquilla, que muy probablemente se encuentre entre los éxitos del año, sino en el trabajo de la propia obra. En este sentido podemos comprobar como James Gunn y su equipo han convertido a las dos obras hasta el momento sobre este peculiar grupo de superhéroes en una sola, dotando a cada una de ellas de diferencias significativas.

La primera entrega destacó por alejarse de los cánones que habían marcado las anteriores películas de Marvel: en esta ocasión no se trataba de superhéroes al uso, de personajes espoleados por la bondad y el altruismo, sino de antihéroes que se guiaban más por la autocomplacencia y el egoismo.

Sin embargo, poco a poco evolucionaban y se convertían en un grupo unido que luchaba contra el mal. Igualmente, en la primera entrega todo ese trabajo de personajes fue más bien superficial, haciendo más hincapié en la comicidad, irreverencia y la propuesta visual por encima del trabajo de guión. Esto en un primer momento se muestra como algo muy atractivo para el espectador, que busca en este tipo de películas pasar un buen rato con una película de acción.

Sin embargo, esa falta de trabajo de motivaciones y objetivos de los personajes que se echaba de menos en la primera, se subsana en esta segunda entrega. En esta se deja a un lado la parte más visual, más de puro acción y comicidad para dar cabida al trabajo de personajes. Esto no quiere decir que no encontremos nada de eso en Guardianes de la Galaxia Vol.

2, ni mucho menos, pero ya son conscientes de que no deben recurrir a ese tipo de artilugios para llamar la atención del espectador, puesto que ya lo consiguieron en 2014. Sin embargo, este cambio de algo puramente visual a algo más psicológico tiene sus consecuencias en el resultado final y la película no tiene ese ritmo frenético y ese continuo suceder de escenas que tenía su predecesora.

Pese a esto, creo que es interesante analizar ambas películas como una sola ya que da la sensación de que así fueron concebidas. Se trata de un díptico donde ambas se complementan, y lo que en una echa de menos es en lo que destaca la otra. Lo que ambas comparten es ese característico sentido del humor que las hace únicas dentro del universo de Marvel y que se ha convertido en una seña de identidad de este grupo en particulas.

Quizá en esta segunda entrega este aspecto no resulta tan refrescante y sorprendente como fue con su antecesora, pero siempre es de agradecer que se intente singularizar y dar una personalidad propia a este tipo de obras por otro lado tan mainstream.

Y como apunte final, las escenas postcréditos que han popularizado las películas de Marvel, en Guardianes de la Galaxia Vol. 2 son especialmente interesantes y posiblemente reveladoras de cara a otras películas del estudio que están por venir.