El pasado 27 de mayo se inició el Ramadán, el gran mes festivo de los seguidores de la religión musulmana, que van a tener que practicar el ayuno diario durante el noveno mes del calendario musulmán. Dicho ayuno va a tener lugar desde el momento del alba hasta que el sol se ponga.

Eso sí, cada año la fecha va cambiando, ya que depende del mes lunar, por lo que la fecha de inicio va a ir variando cada año (algo parecido a lo que sucede con la Semana Santa entre los cristianos). Durante el Ramadán sólo se puede comer y tomar agua antes del alba y después de tener lugar el atardecer.

El ayuno tiene una serie de pilares que son los siguientes:

1. La importancia de la intervención (se debe tener presente tanto en la mente como en el corazón).

2. Tomar algo aunque sea un vaso de agua (sunna) antes del salat y antes de la oración del anochecer (después de la puesta de sol).

3. Abstenerse de todo aquello que rompa el ayuno (cambios de humor exagerados, bebida o comida, mantener relaciones sexuales...) desde que tiene lugar el alba hasta la puesta de sol.

4. Encontrar un estado de paz con un estado de conciencia divina.

El ayuno debe hacerlo todo musulmán saludable, adulto, sano de juicio, que no esté viajando, tanto hombre como mujer. Eso sí, no deben realizar el ayuno las personas con enfermedades mentales, menores, ni las mujeres que estén con el período o el puerperio, ni las mujeres embarazadas o que estén dando el pecho a su bebé, o los ancianos cuya salud sea débil.

Incluso, las personas que realizan trabajos con esfuerzo físico van a poder desayunar, o si una persona enferma durante este mes sagrado va a poder saltarse el ayuno (aunque va a tener que recuperar los días más tarde). Aunque hay una serie de cosas que están permitidas durante este período como son ducharse, nadar o sumergirse siempre que no se trague el agua.

Enjuagarse la boca con agua o limpiarse las fosas nasales, siempre que se escupa el agua.

Y, no podemos dejar de hablar del Laylat ul-Qadr, o la noche del Decreto, que es la noche durante la cual Muhammad tuvo la primera revelación del Sagrado Corazón y así inició su misión como profeta y mensajero de Alá. Por esta razón, esta noche es una de las más importantes para cualquier creyente musulmán.

Sin duda, un mes que ayuda a sanar el alma y los sentimientos, a meditar y a limpiar el cuerpo.

Hay que recordar que el ayuno, en muchas ocasiones, se recomienda para que el cuerpo se limpie y se desintoxique.