Checoo Zalone es el joven cómico más popular de Italia en la actualidad, y poco a poco ha generado todo un fenómeno de expectación fuera de sus fronteras. Zalone representa el último eslabón de cómicos del país trasalpino. Toda una cadena que nos lleva a grandes actores: Toto, Vitorio Gassman, Armando Branquia, Nino Manfredi, Ugo Toniagzzi, Cicio Ingrassi, Gianfranco D´angelo, Alvaro Vitali, Banfi... un amplio abanico de personajes. Incluso el propio Mastroiani, un actor con múltiples registros, producto de la gran escuela de cómicos del Cine italiano.

No podemos olvidar al último gran exponente, el excelso Roberto Benigni.

Quo Vado, que se ha titulado en España, Un italiano en Noruega, es una comedia popular, muy a la italiana, una clásica y sarcástica lectura de uno de los personajes sociales, admirados en las culturas con tradición en la picaresca cultural: la casta de los funcionarios. Por tanto es el trabajo seguro, el de los elegidos y privilegiados funcionarios en esta sociedad actual del despido libre el que ha sido satirizado, como no podía ser de otra manera, en un país, que nos ha ofrecido visiones peculiares, del matrimonio, el divorcio, la familia, la paternidad, la pareja... el oficio, los grandes pilares sociales desde el espacio de la comedia buffa.

Checoo Zalone se sumerge hasta la saciedad en este personaje “italiano”, el funcionario. Un Semidios haragán en medio de una ciudad de provincias que ejerce su poder a través de prebendas burocráticas, hasta que la nueva política de recortes le mueve de su poltrona “segura” hacia... el polo Norte. La comedia no tiene otra pretensión que bajo una clásica trama de amor, chico, conoce a chica en medio del “éxodo” criticar con cierto buenismo eso que llamamos trabajo. Checoo lucha para no perder sus privilegios: jamás perder el trabajo fijo bajo ninguna premisa. Los funcionarios no son trabajadores, son casta, la clase alta del “laburo”, los pilares del país.