Desde su reinauguración en el año 2014, el Museo Arqueológico Nacional de Madrid (MAN) ha recibido cientos de críticas, tanto positivas como negativas. Por un lado, se ha alabado la correcta redistribución del espacio, que hace más visibles, y accesibles los objetos expuestos, gracias a la gran cantidad de vídeos, mapas y paneles explicativos que ya al principio de la visita atrae la atención del público.

Como contrapartida, se ha criticado la cuestión de que, salvo algunas excepciones, la colección del museo parece más orientado a mostrar objetos maravillosos que a explicar cuestiones de Historia, y más particularmente, las vivencias de la gente que habitó en esas épocas históricas.

Una de cal y otra de arena

Para el autor de este artículo ambas opiniones son ciertas. Resulta admirable el esfuerzo por remozar una institución cultural cuya colección resultaba obsoleta y opaca, y se ha conseguido el objetivo de hacerla más accesible, sin embargo, no hay mucha coherencia histórica ni geográfica (a no ser que seas un verdadero aficionado a la Arqueología) en la exhibición del contenido de las distintas vitrinas.

Pero, pese a esos defectos, el MAN nos presenta una serie de objetos de los que prácticamente se desconoce casi todo. Y cuyo interés merece más que las sucintas etiquetas explicativas con las que se intenta saciar la curiosidad del visitante.

Misteriosos ídolos y estelas de frontera

Hablamos, por ejemplo, de los misteriosos ídolos – ojo, e ídolos sandalia. Pequeñas figuras cilíndricas, o aplanadas, que se han hallado en diversos yacimientos del sudoeste peninsular, que proceden de finales del Neolítico, y que tal vez sean indicios de las primeras religiones de Iberia.

O de las estelas funerarias, y de frontera, piezas de piedra grabadas con curiosos dibujos (algunos realmente interesantes para el que sabe ver ciertos detalles que pueden ser un tabú hoy en día) Estelas que reflejan guerreros, armas, personajes con cuernos, que parecen hablarnos de la idiosincrasia de los antiguos pueblos peninsulares y de la imagen que querían proyectar al exterior.

El maravilloso Monumento de Pozo Moro

Pero, sin duda alguna, el más espectacular, y enigmático de esos grandes desconocidos del MAN no son, aunque podrían serlo, las estatuas del Cerro de los Santos, sino el Monumento de Pozo Moro.

El Monumento de Pozo Moro es una gran estructura funeraria ibera, adornada por sus cuatro lados de maravillosos relieves de clara influencia orientalizante, y flanqueado por cabezas de leones, que resulta impactante para el que la contempla por primera vez.

Pero apenas hemos hecho un breve resumen de todas las maravillas, de los grandes y pequeños misterios olvidados de la Arqueología patria, que guarda en sus vitrinas el renovado Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Un lugar que merece más que una visita, y unos objetos que merecen más que una ojeada.