Nadie elige nacer, ni el lugar, ni cómo, e incluso tampoco ser como uno es. Nunca existe un plan. Jer y Bomi Bulsara tuvieron su primer hijo, en la pequeña localidad Stone town, en Zanzíbar, una pequeña isla situada al oeste de África. Su madre tenía tan sólo veinticuatro años. Era un 5 de septiembre de 1946 y escogieron el nombre de Farrok. Aquel matrimonio de origen persa, devoto del profeta Zoroastro, una pequeña religión de apenas 60.000 seguidores que se concentra en Bombay, jamás pudo imaginar que en en el Shangani Govt Hospital, ambos habían comenzado a mecer la vida de Freddie Mercury.

El pequeño Farrok tenía ocho años, y mucho antes de convertirse en el personaje que fue, se mudó a casa de su abuela y su tía en la India para encontrar la buena educación en un pequeño internado llamado St’s Peter's School. Allí el decano del centro pronto consideró la necesidad de incentivar su “talento” para la Música y escribió una carta a sus padres sugiriéndoles “aumentar” la cuota mensual para las clases de música.

Entonces, la música se hizo mayúscula en su vida. El primer paso fue abandonar su nombre y Freddie alcanzó el cuarto nivel de aprendizaje de piano y formó su primera banda, The Hectics. Las actuaciones, con él al teclado, fueron en fiestas o actos escolares, donde sobre minúsculos escenarios interpretaban canciones de Cliff Richard y Little Richard.

“Tenía una increíble habilidad para escuchar la radio y reproducir las melodías en el piano”, aseguraban en la escuela.

"Mi marido y yo pensamos que era una fase y confiábamos en que pronto entraría en razón y regresaría a estudiar cosas serias"

Ser quien fue únicamente pudo ser por las circunstancias. Tal vez nunca hubiera sucedido sin la revolución de Zanzíbar y su independencia, la que obligó a la familia Bulsara a mudarse a Reino Unido.

Allí, lejos de lo que debía, Freddie eligió convertirse en lo que sentía. “La mayoría de nuestra familia eran abogados o contables. Pero él insistía en que no era lo bastante listo y que lo que quería era bailar y cantar”, explicaba su madre, “mi marido y yo pensamos que era una fase y confiábamos en que pronto entraría en razón y regresaría a estudiar cosas serias.

Nunca ocurrió”.

Ser Mercury ocurrió después, en la década de los setenta, en la canción My fairy King, en el verso que cantaba Mother Mercury, look what they've done to me, sobre su propia madre. Ser estrella de rock, ser icono, ser uno solo, y al mismo tiempo, llegar a ser tanto y tantas veces diferente, y finalmente ser Freddie Mercury. Veinticinco años han transcurrido desde su muerte, y poco no se conoce del hombre que lideró Queen, Smile, Ibex y Wreckage. El barítono que solía cantar en registro tenor, que adoraba los gatos, que se enamoró de Mary Austin, a quien compuso Love of my life, fue el ser cuya voz mordía sobre un escenario, y que tímido y reservado eligió mantener en silencio su enfermedad hasta un día antes del fin.

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