Según mi experiencia lectora, en estos últimos meses, sobre todo en el ámbito digital y/o en las redes sociales, se ha puesto en boga (es una moda), citar frases de tal o cual autor, con una variedad intencional de los mismos que no viene a cuento en este artículo. Lo cierto es que esto ha llevado de manera inconsciente la mayoría de las veces, a tener un acercamiento con los Libros: ya sea para corroborar tal o cual frase, o porque, sencillamente despertó en uno un interés por leer el citado libro.

Sea cual sea la razón, parece que en las estadísticas del fenómeno de la lectura, ha traído buenos dividendos.

A propósito de ello y enlazándolo con otra idea que intento desarrollar en el presente texto, reviso en el mismo algunas frases contundentes del escritor alemán Hermann Hesse que intentan ayudarnos a entender algunos enigmas de la civilización actual concerniente al vacío existencial que estamos viviendo.

Antes de revisar las frases que posteriormente citaré, es importante e interesante tener en consideración que el propio autor Hermann Hesse tuvo un lobo que al igual que uno, llevamos dentro. Él reflejó en sí mismo una personalidad cercana al lobo: era huraño, agresivo y, sobre todo, solitario. Al mismo tiempo, empleó la figura del lobo como un acto metafórico de la condición humana en su propia dualidad: instinto y razón.

Lo mencionado en última instancia nos lleva a esa genuina dialéctica existencial e histórica del ser humano entre una crisis espiritual vigente aún en nuestros tiempos, sobre el cual es urgente, o por decirlo más responsablemente, eliminando de toda impulsividad la meditación; es prioritario, encontrar algunos razonamientos válidos o justificados de lo que podríamos resolver en nuestros días.

En los siguientes párrafos citaré algunas frases y posteriormente un pequeño ejercicio reflexivo a manera de invitación para que en nuestras lecturas, realicemos dicho ejercicio y aprovechemos más esa actividad, y en consecuencia, las ideas rescatadas de ella, las apropiemos en nuestro propio beneficio para la mejora de nuestra realidad circundante.

Sin el animal que habita dentro de nosotros, somos ángeles castrados”, evidentemente aquí el autor Hermman Hesse nos invita a cuestionarnos si en nuestro ser, realmente podríamos prescindir del llamado instinto interno, abanderando la presunción del ser racional. Queda claro que en esta frase se engloba microscópica y exponencialmente toda la obra del “Lobo estepario”, argumentando y afirmando sutilmente que todos somos humanos y al mismo tiempo lobos. Eso sí, debemos evitar caer en ese silogismo de hombre-lobo.