La mayor parte de los medios de comunicación ya no se acuerdan de uno de los momentos más tristes y crueles de los últimos años en el continente africano.

Fue un desgraciado 14 de Abril del 2014.

Ese día, tuvo lugar uno de los mayores secuestros de la historia de Nigeria. Además, la filial de Estado Islámico lograba su momento de gloria, además de ser capaces de golpear en la economía más importante del África subsahariana.

Esa noche, en un colegio cristiano de la aldea de Chibok, localidad que se sitúa al norte de Nigeria, fueron secuestradas 219 jóvenes que, desde ese momento, se convirtieron en mártires de uno de los mayores cánceres que sufre Nigeria (la desaparición de mujeres y niños).

A partir de ese momento, Boko Haram se convirtió en un verdadero peligro, aunque llevaba más de una década haciendo de las suyas. Desde ese momento, demostró que era capaz de matar, provocar el miedo y destrozar a todos aquellos que rechazasen la terrible interpretación, que él y sus seguidores, realizan del Corán.

Como buenos seguidores de sus hermanos del autoproclamado Estado Islámico, semanas después de llevar a cabo el secuestro de las jóvenes -inicialmente, eran 276; pero, algunas lograron escapar durante las primeras semanas-, llevaron a cabo la difusión del primer vídeo con sus demandas. La liberación de las chicas fue el punto central de la campaña de Muhammadu Buhari, que ganó las elecciones del año 2015 y sigue diciendo que el gobierno continua las negociaciones, para lograr la liberación de las jóvenes, que todavía siguen secuestradas en el interior del bosque de Sambisa.

Este tercer aniversario se celebra de una manera completamente diferente.

Durante el primer año, los familiares reconocían tener muy pocas esperanzas de encontrarlas con vida. Durante el segundo aniversario, tenían miedo de que hubieran sido utilizadas para llevar a cabo atentados o que la forma de vida -que eran obligadas a llevar- no fuera de lo más respetable.

Pero, la aparición de Amina Ali Nkek, una de las chicas secuestradas, en el bosque de Sambisa, con un bebé de cuatro meses, ha dado nuevas esperanzas a los familiares y ha ofrecido mucha información importante al gobierno. Desde ese momento, se tiene conocimiento de una veintena de jóvenes que han logrado escapar y volver a casa, con hijos fruto de los matrimonios forzosos con sus raptores.

Además, esta zona es cada día más inestable y la población sufre, cada día, más hambre, por culpa de los conflictos que están viviendo.

Pero, en Nigeria, no sólo se investiga el caso de estas chicas.

Cada día desaparecen mujeres y niños en un país en guerra, inestable y donde las mujeres son vistas como objeto.