Primero se divisan las motonetas de la policía municipal, luego ríos de personas rodean a miles de cucuruchos, personas que tienen una máscara que termina en punta al estilo medieval, los fieles se han vestido en imitación de Cristo con coronas de espinas en la sienes, se escuchan las emisoras católicas que han dispuesto parlantes en todas las rutas donde se realizará la famosa procesión del Viernes Santo, unas chicas danesas son reprendidas por el público por contonear las caderas cuando escuchaban el Himno Nacional del Ecuador, algunos extranjeros se apresuran a tomar posiciones estratégicas en una casa de dos pisos entre las calles Venezuela y Olmedo en el centro colonial de Quito.

El sitio lo veo muy prometedor puesto que, está de fondo la inmensa Virgen del Panecillo que domina la ciudad.

Lanzó las primeras fotos a la multitud con ese fondo y me gusta. Las fotos las pueden encontrar en esta misma crónica. El desfile da inicio, las personas se esfuerzan en representar la pasión y tragedia de Jesucristo, cientos de Cristos portando pesados crucifijos de madera y rodeados de soldados romanos comienzan a caminar lentamente, muchas personas en torso desnudo se propinan latigazos en la espalda con aciales, correas y látigos, otros caminan descalzos por el pavimento que está casi ardiendo.

Son ya dos horas que la procesión ha comenzado y recién dice la emisora que las famosas imágenes de la Virgen María y de la llamada escultura de Jesús del Gran Poder han salido ya de la iglesia de San Francisco, el recorrido fijado será como siempre hasta la Basílica del Voto Nacional.

De un momento a otro la calle se ha llenado completamente, los vendedores ambulantes pasan ofreciendo algodón de azúcar, estampitas sacras, aguas, y bancos plásticos a 2 dólares, compro un banquito y sigo fotografiando a casi todo lo que se mueve.

Estoy cansado y le cedo a una periodista de una radiodifusora alemana el taburete y el trípode, me retiro un momento a refrescarme, casi tres horas después las imágenes en andas de la Virgen de Quito y de Jesús del Gran Poder aparecen a lo lejos rodeadas de militares y policías, las cargan en hombros personas previamente anotadas en los conventos, con el lente fotográfico 55-300 y con el zoom a tope, fotografié a esa inmensa marea humana que rodeaba estas imágenes ancestrales de la llamada Escuela Quiteña de arte, de la que se jactaba el Rey de España cuando dijo si en Italia tienen a Miguel Ángel, en nuestra colonias tenemos al Maestro Caspicara de Quito.

La espera ha valido la pena las estatuas en andas de oro son soberbias y artísticas, lo que nunca me acabará de gustar es ese afán masoquista y fanático de producirse heridas y laceraciones, el trabajo de Cruz Roja y Emergencias fue muy efectivo, termino proponiendo que no se lleven niños a estas famosas procesiones que enaltecen la fe cristiana y Católica.