La Conferencia de Acción Política Conservadora fue el escenario que el Presidente de EE.UU. eligió para darse un baño de vítores con los republicanos. Trump no esperó mucho para sacar a relucir la prepotencia y el carisma chulesco que le define. Nada más pisar el escenario, donde sus seguidores le jaleaban como un auténtico ídolo nacional, Trump les dijo a todos: "Ya tenéis un presidente".

En su discurso habló de todos los temas más importantes de la nación y que están saliendo cada vez que Trump se expone ante los medios de comunicación. La inmigración, la desregulación financiera, Obamacare, satanización de los medios y seguridad, fueron los temas expuestos en la conocida conferencia, aunque el magnate americano dejaba claro tras cada palabra que soltaba que todo estaría cubierto con un velo enorme de nacionalismo.

Así todos los temas ya citados no adquirían la importancia necesaria, queriendo el líder denotar más el nacionalismo absoluto. Además, el presidente tiró de una fórmula que no falla en los mítines republicanos: El Ejército. Trump aseguró a sus fieles que aumentará el presupuesto con una subida de 54.000 millones de dólares en las fuerzas de seguridad americana para lograr una defensa "mayor, mejor y más poderosa que nunca antes". "Y esperemos que nunca tengamos que utilizarla, pero nadie nos va a desafiar. Nadie. Será uno de los mayores esfuerzos de la historia".

El mayor mandatario norteamericano no quiso acabar la conferencia de una manera blanda. Como no podía ser de otra manera, por otro lado.

De esta forma, Donald Trump apuntó y disparó en uno de los objetivos favoritos: la inmigración. Sin ningún atisbo de respeto y de una forma que crisparía a cualquiera, volvió a reafirmarse en la idea de construir un muro con México. "Somos un país que defiende las fronteras de otros países pero no las suyas", afirmaba el presidente.

No conforme con esto, generalizó a todos lo inmigrantes como "los malos del país". "Tenemos a los malos dentro y los vamos a echar".

El planeta es un lugar "inhóspito". Así definió el presidente a la esfera gigante donde vivimos. Con este término se refería a los terroristas islámicos, de los que según Trump no dejará que ninguno entre en el país norteamericano.

Quiso hacer especial referencia a París. El máximo líder americano aconsejaba a sus seguidores que el día de mañana le puede pasar lo mismo a Estados Unidos que a Francia. "París ya no es París", sentenciaba Donald.