Hoy es un día para hacerse eco de la lucha por la igualdad de género y contra la lacra de la violencia. Sin embargo, el machismo no es exclusivo de los hombres y muchas de las actitudes que consideramos normales entre mujeres nos debilitan y agravian. Si queremos ser mujeres íntegras en una sociedad igualitaria debemos dejar de un lado las conductas que nos hacen formar parte del problema.

1. Juzgarnos por la forma de vestir

Es un hecho que algunas mujeres señalan con calificativos denigrantes a sus congéneres por llevar ropa más sexy, o por el contrario, si viste de manera poco femenina usar algún término despectivo con respecto a su sexualidad.

Nos etiquetamos entre nosotras por el estilo que llevamos olvidando que somos libres de ponernos lo que queramos y criticando nuestro atuendo lo único que conseguimos en dar un paso atrás en la libertad.

2. Ponernos trabajas en lo laboral

Muy a menudo, en lo laboral, las mujeres somos nuestras peores enemigas, es lamentable que la envidia sea el denominador común que nos lleva a acusar (por la espalda generalmente) a nuestras compañeras de haber conseguido logros gracias a sus dotes sexuales, o que sean las propias empresarias las que no promuevan la conciliación laboral y descarten contratar a mujeres.

3. Educar a niñas princesas

Sigue pasando, formamos parte de esa sociedad que viste de rosa a las niñas, y que clasifica sexualmente los deportes y los juguetes.

Seguimos educando niñas que quieren un príncipe azul, a las que piropeamos diciendo “qué guapa es”. ¿Hasta cuándo? ¡Cambiemos ya de discurso! Tenemos niñas inteligentes y capaces de hacer lo que quieran!

4. Criticar nuestras elecciones femeninas

Es terrible lo que hacen algunas mujeres en cuanto se les plantea el tema de la maternidad, se posicionan en un lado “absolutamente correcto” en este tema y enjuician a las que están en la otra parte de la opinión.

Las que quieren ser madres o lo son contra las que no. Las que trabajan fuera de casa juzgan a las que se quedan en el hogar y viceversa. La conciliación sigue siendo una asignatura pendiente en nuestro país y no solo tenemos el problema de la falta de políticas claras de instituciones y empresas, sino que nos juzgamos entre nosotras.

Parece existir una guerra abierta entre nosotras por la manera de “ser mujer o ser madre”, nos posicionamos entre biberón y pecho, entre cesárea o parto natural, entre trabajar en casa o trabajar fuera, y lo peor es que menospreciamos a la otra mujer, la que no piensa como nosotros, creemos tener la razón de un concepto claro de lo que deberíamos ser y en cambio no nos detenemos a ver lo que realmente somos: mujeres.

5.No disfrutar libremente del sexo o no admitirlo

Sí, sigue existiendo ese prejuicio de que si una mujer disfruta del sexo entonces es una “golfa”, lo peor es que proviene mayormente de nosotras mismas, que señalamos de “ligeras” a cualquiera que discrepe de nuestras conductas sexuales, nosotras que no reconocemos abiertamente lo que nos gusta, que no exigimos placer y nos conformamos con la pasividad y que no admitimos que pensamos en el sexo tanto como ellos.

Hemos conseguido avanzar mucho en los derechos de la mujer y si queremos seguir haciéndolo solo podremos conseguirlo como lo hicieron las precursoras de los movimientos feministas: unidas y apoyándonos. Las diferencias nos hacen más fuertes, demuestran que seamos como seamos, somos mujeres.