La Revista Time ha entrevistado al fotógrafo Richard Drew por el 15 aniversario de esta terrible catástrofe. Drew fue el autor de una de las fotografías más impactante de todas las que se sacaron aquel fatídico día. El fotógrafo cuenta en la entrevista cómo acudió en metro a la zona de las Torres Gemelas nada más enterarse. Define el espectáculo que se desarrolló ante él como un infierno con humo, llamas y escombros por todas partes. Todo el mundo en estado de shock. Mientras los bomberos se dedicaban a rescatar gente ayudados por los valientes que se acercaron a la escena a "echar una mano", Drew relata como él no paraba de sacar fotografías.

Según dice, haciendo su trabajo: dejando registrada la historia a través de su objetivo.

La identidad del hombre de la fotografía aún hoy en día sigue siendo desconocida, aunque se cree que era uno de los trabajadores del restaurante "Windows of the World"de la torre norte. A pesar de que su identidad siga siendo un misterio, la foto se convirtió en viral siendo mostrada en múltiples publicaciones y televisores del mundo. También es, una de las pocas fotografía de la catástrofe que realmente muestra a alguien, a una persona, muriendo. Se ve el componente humano del ataque y muestra la cruda realidad de muchos que, como "The Falling Man", se lanzaron por las ventanas de las torres al verse atrapados y sin ninguna esperanza de salir con vida.

La fotografía enfrenta a quien la mira con la cruda realidad de sentir que, tal vez, llegadas las circunstancias, ellos también habrían tomado esa misma decisión.

Richard Drew relata cómo no fue ni consciente de que tenía esa fotografía hasta que pudo revisarlas todas con calma ya una vez de regreso en su estudio . Nada más verla supo su potencial.

La posición del hombre es casi poética para un momento como aquel. Decidió enviársela a un colega suya y a la mañana siguiente había sido portada del Times. Múltiples periódicos de ámbito más local o diversas televisiones también difundieron la imagen, creando una fuerte polémica a la que siguió una ristra de quejas. "No quiero que mis hijos vean esas cosas" comenta el fotógrafo que le decía la gente.

En definitiva no cabe duda de que es una imagen dura, pero también una que es difícil de olvidar. Una de las pocas que muestra un hombre muriendo, más allá del humo y de las torres incendiadas. Muestra el precio que pagó el mundo entero por esos atentados. Es el símbolo que representa a esas casi 3000 personas que perdieron la vida aquel fatídico 11 de Septiembre de 2001. Drew comenta que él ya había fotografiado catástrofes antes, pero nada como aquello. Allí no había sangre, no había vísceras ni trozos de cuerpos. Pero, tal vez, lo que había era algo peor. Al fin y al cabo, ¿cuánto se tarda en caer desde el edificio más alto del mundo? ¿Cuántos pensamientos pueden cruzársete por la cabeza en ese tiempo? Sólo son preguntas que puede que encuentren su respuesta en una fotografía.